Ciencia en transición. El lastre franquista ante el reto de la modernización

Hoy os dejamos con una reseña de Irene López Navarro, socia de la AEAC, sobre el libro «Ciencia en transición. El lastre franquista ante el reto de la modernización» editado por Lorenzo Delgado Gómez-Escalonilla, socio de la AEAC, y Santiago López, Vicepresidente de la AEAC y al que contribuyen numerosos autores, entre ellos nuestros socios Emilio Criado, Emilio Múñoz o Miguel Angel Quintanilla.


Lorenzo Delgado y Santiago M. López (eds.): Ciencia en Transición. El lastre franquista ante el reto de la modernización, Madrid, Sílex, 2019.

Ciencia en transición

¿Qué tienen en común la tecnología alemana y el pueblo de Trillo? ¿Qué hace una estación espacial de la NASA en Robledo de Chavela? ¿Por qué Francia lleva años guardando parte de nuestros residuos nucleares? ¿Por qué son Reales las Reales Academias y por qué es Nacional el antiguo Instituto de Investigaciones Agrarias? 

La respuesta a estas y otras preguntas está entretejida en los pliegues de la historia de la política científica española, que muestra sus costuras en el libro Ciencia en Transición. El lastre franquista ante el reto de la modernización. Una obra editada cuidadosamente por los historiadores Lorenzo Delgado (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y Santiago M. López (Universidad de Salamanca) que, junto a un escogido grupo de autores, repasan el recorrido de la política científica desde el comienzo de la dictadura franquista hasta la transición a la democracia. Es decir, el recorrido de un desiderátum hasta un hecho factual. Pasando, eso sí, por el borrado de toda memoria –física e institucional- de cualquier resto del sistema de investigación anterior a la Guerra Civil.

Recorrido histórico a través de la política científica

Esta publicación se fraguó en un contexto académico, fruto de las reflexiones que se expusieron en el encuentro Ciencia en Transición, que tuvo lugar en el Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca en mayo de 2018. Sus páginas recogen las notas reposadas del estimulante debate entre sus intervinientes. Algunos de ellos son los autores de esta obra en la que cada capítulo aborda un tema específico. Un ángulo particular desde el que entender la conformación del sistema de I+D en nuestro país. Dichos capítulos podrían agruparse en tres grandes bloques. El primero disecciona la trayectoria durante la dictadura y la transición de algunos de los actores institucionales más relevantes de la política científica, como son el CSIC, el INIA, la JEN y el INTA.

El segundo se ocupa de analizar el destacado papel de las potencias extranjeras, centrándose en los casos de Francia, Alemania y Estados Unidos. Pese a sus singularidades, los tres capítulos reflejan cómo todas ellas contribuyeron a la llegada de nuevo conocimiento científico y tecnológico y a la mejora de la formación del personal técnico y de la administración. También a la llegada de capital extranjero, tal y como queda reflejado en un capítulo dedicado específicamente al papel de las divisas en la política científica española. Paradójicamente, dicha inyección económica, junto con la importación de bienes de equipo y tecnología y el proteccionismo de ciertos sectores, trajo consigo un rápido crecimiento económico al mismo tiempo que hacía prácticamente innecesaria la inversión en I+D interna de las empresas.

El tercer bloque tiene un carácter más heterogéneo y su característica común es la de un relato centrado en los años que van desde la Transición hasta la actualidad. En él se abordan temas que van desde el papel del Estado en la política científica de las últimas décadas al descuidado diseño de la carrera investigadora y la precariedad que conlleva pasando por  la llegada de un reglamento democrático al CSIC y las luchas sociales y sindicales que trajo aparejadas. También se analiza el caso de éxito de nuevos centros de investigación que, de forma más reciente, han surgido al amparo de algunas autonomías. Se trata, en este caso, de la iniciativa Ikerbasque (homóloga en sus características esenciales a otras como el ICREA, en Cataluña), una institución que atrae talento investigador a la comunidad científica vasca poniendo en práctica nuevas formas de contratación y organización alternativas al funcionamiento de las instituciones científicas tradicionales que dependen plenamente de la Administración Pública.

El giro copernicano de la política científica

Algunos temas aparecen a lo largo de esta obra de forma recurrente y ayudan al lector a conformar una suerte de mapa con las coordenadas imprescindibles para seguir el rastro de la política científica desde el comienzo de la dictadura franquista –a veces incluso con referencias anteriores- hasta nuestros días. Las coordenadas temporales hacen referencia a las dos etapas principales que experimentó la política científica en España –la primera de autarquía y borrado de cualquier rastro del régimen anterior, y la segunda de apertura al exterior- mediatizadas por un cambio institucional fundamental que cierra la primera y da paso a la segunda: la creación de la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica (CAICYT). Este hecho supuso que la gestión de la política científica se desligara de los centros de investigación, es decir, un giro copernicano en la forma de abordar esta materia.

Respecto a las coordenadas conceptuales, son numerosas las reflexiones a las que invita la obra. Quizá porque está escrita por académicos con una larga trayectoria de estudio de la política científica, pero también, y es este un aspecto que me parece señalable, porque algunos de ellos contribuyeron a crearla. Bien desde las instituciones académicas, políticas o sindicales, buena parte de los autores han ayudado a dar forma a esos incipientes mimbres normativos que darían lugar en los años de la transición a una política científica que hoy en día nos sigue resultando reconocible.

Entre los debates que afloran en estas páginas algunos resultan especialmente sugerentes. Por ejemplo, el del cuestionamiento de la lectura histórica de nuestra ciencia en términos de atraso vs. modernización, cuya formulación ensombrece injustamente los logros alcanzados en este ámbito en la etapa anterior a la Guerra Civil. O el de la necesidad de recuperar un relato histórico, basado en el conocimiento, frente a un relato político, fundamentado en muchos casos en la ignorancia o la desmemoria. Así mismo, el hecho de que el contenido del libro tenga un enfoque marcadamente institucional –en el sentido de predominar en él una visión de la ciencia como sistema, como institución- deja al descubierto enseguida las costuras –del derecho y del revés- de su funcionamiento. Esto permite al lector rastrear con facilidad la trazabilidad de los principales males que aquejan a nuestro sistema de innovación y explican en cierta manera algunos de los vicios heredados, como la alta burocratización de sus instituciones, la falta de  autonomía de la comunidad investigadora o la renqueante inversión en I+D.

La ciencia ya estaba allí

Finalmente, el libro hace también una lectura en clave política del recorrido de la gestión de la ciencia en nuestro país. Las constantes referencias al lastre que supuso la dictadura franquista para el proceso modernizador que había comenzado en España años atrás se explicitan ya desde el subtítulo de la obra. Y esta es la parte más sombría de la lectura. La interpretación que se desprende de este corolario de voces es unánime: nuestra política científica aún se encuentra en transición, al no haberse desprendido aún de algunos de esos lastres relacionados con épocas pasadas que entorpecen la plena incorporación de España al sistema científico internacional. Sin embargo, quizá de forma menos intencional, del libro también se desprende una interpretación complementaria y más luminosa: en España la ciencia comenzó su propia transición antes de que lo hicieran las élites políticas. Tal es el poder de supervivencia de nuestra comunidad científica. Incluso después de que la devastación –física e intelectual- de un régimen dictatorial arrastrara todo a su paso, cuando la democracia despertó, la ciencia ya estaba allí.

Irene López Navarro (@irelopeznavarro), socia de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia.

Puedes encontrar mas información en la WEB de la Editorial Silex.

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