Diario de un Consejero de Ciencia.
Semana 16.

Por Borja Sánchez.

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La vida sigue. Así lleva al menos 3500 millones de años, nos lo muestra la evidencia científica en forma de estromatolitos fósiles. Es fantástico pensar que las hipotéticas cianobacterias que dejaron tras de sí esas formaciones, serían muy probablemente iguales a las que conocemos hoy en día. Esas bacterias aún tuvieron que esperar 3000 millones de años más hasta la explosión Cámbrica, donde surgen todas las formas de organización que han dado lugar a los animales modernos. La vida tal y como la conocemos tiene por tanto dos peculiaridades, la primera que nada más que pudo surgir sobre la tierra lo hizo (quién sabe si surgió más de una vez independientemente), y la segunda su resiliencia, ni las grandes extinciones masivas como la del Pérmico-Triásico (la mayor conocida) han conseguido acabar con ella. Y por tanto, pase lo que pase, perdamos a quien perdamos, la vida sigue.

Esta semana ha sido complicada, con innumerables reuniones y grupos de trabajo centrados en la estrategia a seguir para la propuesta de presupuestos. Tal y como anunció nuestro Presidente, los acuerdos adoptados por todos los Grupos Parlamentarios (por todos, sin excepción) durante la pasada legislatura en Asturias, complican la confección de unos nuevos presupuestos. Se destinarán 100 millones de € sólo para los incrementos retributivos para el personal de la administración, con lo que ya de partida el incremento del presupuesto previsto para 2020 queda neutralizado. Aún así estamos realizando una primera tanda de reorganizaciones para que el presupuesto de ciencia crezca. Anunciaremos nuevas medidas y programas que perseguirán una estrategia científica para nuestra región, cumpliendo con nuestra obligación de racionalizar el dinero del contribuyente para maximizar su retorno y la creación de empleo. Seguiré informando desde este blog en sucesivas semanas, espero que con buenas noticias.

Pero verán, algo está cambiando en la ciencia asturiana, y voy a darles un par de pinceladas en las que probablemente no hayan reparado. Hace tres días la Consejera de Hacienda, durante la rueda de prensa habitual tras el Consejo de Gobierno, decía tras reconocer la dificultad de elaborar unos presupuestos que: “Se priorizarán los servicios públicos esenciales, el gasto social y el apoyo a la ciencia y la investigación, que tendrá cabida en este presupuesto”. El periódico donde aparece publicada esa noticia, El Comercio, anunció ayer la creación de la sección Innova, con el objetivo de “divulgar, reforzar e impulsar la estrategia innovadora de las empresas, grandes, medianas y pequeñas del Principado”. A esto añadimos que empresas como CAPSA o EDP han anunciado recientemente (EDP el jueves) sendos planes de inversión, de 5 millones de € cada uno, para apoyar la creación y actividad de empresas de base tecnológica en el Principado. Son pequeños gestos que nos indican que estamos cambiando el rumbo hacia la apuesta por la ciencia y la innovación como motor económico. No me cansaré de decirlo, Asturias debe mirar al futuro, no nos podemos permitir el lujo de quejarnos, es hora de crear y generar valor para nuestra región, y aquí hay talento y proyectos muy buenos, es esencial que la población los conozca. Todos, desde la administración a los medios, todos somos importantes.

Nuestra sociedad necesita además conocer métricas, métricas como las realizadas por el equipo de Valnalón, el cual visitamos el pasado lunes, y que muestran como los 25.000 € invertidos en el cheque emprendedor en 2018 han tenido un retorno de 245.000 € en forma de actividad económica e impuestos recaudados. Es decir, por cada euro invertido han retornado casi 10, y esto les aseguro que es así con cada una de las convocatorias de ciencia e innovación, «sólo» hay que medirlo. A medida que vayamos elaborando más métricas como esta, y en ello trabajaremos nada más que tengamos presupuestos, la sociedad podrá conocer de primera mano el retorno de cada euro que usted, contribuyente, invierte en ciencia e innovación. Por cierto unas instalaciones, las de Valnalón, que con sus 72 empresas están generando 1800 empleos y que ya tiene las vistas puestas en su expansión y crecimiento a unos antiguos terrenos industriales aledaños.

La agenda del lunes se completó con una visita al centro de innovación que El Corte Inglés tiene en Blimea, y con mi asistencia como espectador al debate organizado por FEDA sobre el talento femenino en los consejos de administración de las empresas, debate muy pertinente donde se abordó entre otras cosas el techo de cristal y la falta de paridad de género en dichos consejos. El viernes asistí a un workshop muy interesante, en el que se aunaron arqueología, prehistoria, patrimonio y nuevas tecnologías, una simbiosis necesaria para que un campo de estudio tan importante ayude a construir la Asturias del 2030. Esa Asturias tendrá una industria más verde, respiraremos un aire más puro, comeremos mejor y junto a tratamientos personalizados tendremos un envejecimiento mucho más saludable. Pero debemos también pensar en la gente que vendrá a visitarnos; querrá visitar nuestro patrimonio, que conectado con las nuevas tecnologías podrá seguramente ofrecer una experiencia turística totalmente innovadora. Esto viene a colación de que en la estrategia científica asturiana todas las disciplinas y sectores deben hacer el esfuerzo de sumar, y esto incluye también a las humanidades.

El resto de la semana… presupuestos, actividad parlamentaria, reuniones de trabajo como la que mantuvimos con el equipo del IDEPA encargado de elaborar y evaluar la estrategia RIS3 y la asistencia al V Encuentro de Biotecnólogos del Norte de España, donde el sábado se debatió sobre opciones profesionales, perspectivas de futuro, emprendimiento, innovación… todo un lujo poder decir unas palabras delante de un colectivo, de unas 100 personas, que de edad media tendrían no más de 23 años. Ahí tenemos nuestro futuro. Por cierto una anécdota, yo ya estoy muy acostumbrado al que al asistir a los actos públicos haya alguna persona que venga a preguntar por el #quehaydelomío; de hecho muchos vienen a Consejería directamente. Verán, cuando llegué al Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, se estaba desarrollando otro encuentro de lingüística al que me acerqué por error pensando que era el de biotecnología. Al preguntar educadamente a una persona de la organización para ver cómo habían pensado que interviniese en el acto, me cayó una bronca gratuita de una desconocida, que sin presentarse o decir un simple «buenos días» aseguraba haber enviado invitaciones a varias consejerías, quejándose de que ninguna le había contestado y acabando con un «yo ahí lo dejo caer». Desde luego no comparto las formas de dirigirse así a nadie, sin unos mínimos de cortesía (no sé, una mínima presentación, un buenos días…) sea un servidor público o no. Pero he de reconocer que comparto el fondo de lo que me quería decir, y poniéndome en su lugar reconozco su frustración. Como le dije a esa persona muy educadamente, «voy a recoger lo que acabas de dejar caer» y te voy a decir cómo contactar con una consejería si quieres contar con ella en un acto: no lo hagas directamente con su titular, hazlo a través del gabinete que son quienes filtran y organizan la cantidad ingente de peticiones de lo más variopinto que llegan, traduciéndolo en forma de agenda. La dirección del gabinete de ciencia pueden encontrarla fácilmente en el organigrama de nuestra consejería.

Bueno, vamos al evento que ha marcado positivamente esta semana, el primer concierto de música genética realizado en el mundo. Y como no podía ser menos ha sido aquí, en Asturias, en el Instituto de Enseñanza Secundaria Aramo. Abordamos este proyecto con una consejería recién creada, a la carrera, sin ningún tipo de financiación y con la obligación de organizar algún evento para la Semana de la Ciencia y la Tecnología. El año que viene será otro cantar, una partida de nuestro presupuesto irá destinada a eventos de divulgación y difusión científica y tendremos todo el año para organizarlo. Lo que propusimos fue muy sencillo, ponerle música a nuestro genoma (les reconozco que se me ocurrió subido a una cinta de correr), para que l@s alumn@s comprendiesen el funcionamiento del código genético componiendo una canción. Como ponerle música a todo el genoma es casi misión imposible, escogimos un gen, denominado notch1, en el que se localizan mutaciones que provocan leucemia linfocítica crónica. Esto nos sirvió para hacerle un guiño a la calidad de la ciencia que se realiza en Asturias, ya que por si no lo sabían las mutaciones que causan esta enfermedad se identificaron en el grupo que dirigen Carlos López Otín y Xose Puente. El procedimiento fue muy sencillo: confeccionamos una ficha donde, en primer lugar, l@s alumn@s debían colocar aleatoriamente  notas de la escala musical dentro de la tabla del código genético. A continuación tienen un ejemplo; la nota que está en color rojo es aposta:

Tabla del código genético. En lugar de aminoácidos, colocamos notas en todas las casillas.

Nótese que no sólo se pueden colocar notas, también se pueden colocar las duraciones de esas notas (corcheas, negras), alteraciones (bemoles, sostenidos), silencios, dinámicas… aquí cada cual puede ser lo creativo que se quiera. Una vez confeccionada la tabla, leemos la siguiente secuencia, que se corresponde a un fragmento del gen notch1, de 3 en 3 letras, tal y como se transcribe un gen para dar lugar a una proteína:

Fragmento de secuencia del gen notch1

Como ven, el primer triplete, es decir las primeras tres letras (ACT), se corresponden con la nota La que habíamos resaltado en rojo. Ahora seguimos leyendo el gen de 3 en 3 letras, y obtendríamos una melodía con la que trabajaríamos para componer una canción. Por ejemplo pueden utilizar el programa de código abierto Muse Score para jugar con la melodía y diferentes orquestaciones. A continuación les reproduzco en imágenes una de las fichas que se mandaron a los colegios:

Tabla del código genético rellenada con notas al azar
Melodía resultante. El antepenúltimo triplete tiene una mutación que hace que, en lugar de leer GCG, leamos GCT y así nos cambie la melodía en ese punto, pasando de un Si a un Sol
Melodía genética resultante con una propuesta de ritmo.

Con esta melodía compuse la siguiente canción:

Esto fue lo que hizo cada grupo de escolares. Cada uno obtuvo generó su tabla de música genética, obtuvo su material melódico, le puso ritmo y lo orquestó, le añadieron voces, historias… Toda una muestra de la cantidad de diversidad que puede generar nuestro genoma, y de que el resultado final de lo que somos es la suma de nuestra genética y de nuestro ambiente, por eso un gen puede producir distintas «músicas». A continuación les pongo el resultado de las composiciones de cada uno de los colegios. Comenzamos por el CP Darío Freán Barreira, de Jarrio:

2. Melodía genética del IES de Infiesto:

3. Dos instrumentos para musicar el genoma, del IES Bernaldo de Quirós:

4. Dos melodías para el gen notch1 del IES Padre Feijóo:

5. Notas para un gen del IES Río Trubia:

6. Dos melodías para el genoma del IES Isla de la Deva:

7. Melodía para el genoma del IES Aramo, en la versión que tocaron en directo el día del concierto:

8. Por último, «La buena nota musical»del CP de la Ería, que también interpretaron en directo:

Con todas estas canciones dimos un concierto el jueves, a las 12, justo al acabar el Consejo de Gobierno, en el que como les digo unos centros actuaron en directo, otros actuaron por videoconferencia y otros mandaron sus vídeos. El concierto fue todo un éxito, salió mejor de lo que nunca nos hubiéramos imaginado, y estoy seguro de que ha sido el primer concierto de música genética compuesto e interpretado por escolares. De hecho este piloto ha sido tan bueno que el año que viene lo volveremos a organizar con muchos más participantes, mucho más tiempo y alguna novedad más que este año no dio tiempo a incluir.

Fíjense lo bonito que es este proyecto para nuestros estudiantes: además de aprender genética componiendo una canción de forma divertiva, la forma de ver el efecto de las mutaciones es muy acústico y visual. Si tenemos una mutación en el gen y la melodía no cambia, la mutación es silenciosa, si la melodía suena mejor, la mutación es beneficiosa, si suena diferente pues eso, la mutación nos hace diferentes, ni mejores ni peores. Y si la melodía suena peor, o se detiene, o se inserta una base y cambia toda la melodía… los efectos pueden ser muy graves. Esto se lo explicaba con la siguiente diapositiva:

Y un último apunte. El profesorado nos transmitió que para preparar sus piezas, l@s alumn@s sacrificaron recreos, acudieron en horario extraescolar… en definitiva, podemos asegurar que se divirtieron aprendiendo. El proyecto música genética ha servido, además, de improvisado homenaje a la figura de Margarita Salas, quien entregó toda su vida al estudio de la replicación del ADN. Todos los centros le dedicaron sus composiciones, y de haber escuchado las dedicatorias seguro que Margarita les hubiera dicho algo como esto:

No puedo acabar sin agradecerle su tiempo a todas las personas que han ayudado a que este proyecto saliera tan bien en tiempo récord (¡y por cero €!). Alum@s, profesores, direcciones de centros (en particular a Carmen), a la Consejería de Educación (Carmen, Pedro, Paula, Almudena), a los técnicos de la Consejería de Presidencia que se aseguraron de que las conexiones funcionasen, y mi equipo por supuesto: Cris, Iván Aitor (que imprimió en 3D una bonita doble hélice de ADN), Bea, Vero y sobre todo a Blanca, que organizó todo, absolutamente todo, desde coordinarse directamente con los centros hasta crear y subir materia a las redes sociales. A todas estas personas… ¡muchas gracias!

Por cierto, y ahora sí que acabo. Me he ido a buscar en la literatura científica datos sobre otros proyectos que mezclasen genética o biología y música, porque me extrañaba que nadie hubiera hecho esto antes. Lo digo porque ya desde hace años conozco la existencia de John Cage y su biofísica, por ejemplo sus conciertos para cactus y plantas conectados a amplificadores:

Aunque hay algún proyecto llamado música genética, en general son todo proyectos muy diferentes, y desde luego ninguno abordado desde el punto de vista pedagógico del aprendizaje STEAM. Por ejemplo me he encontrado este proyecto: http://www.geneticmusicproject.com en el que le ponen una nota musical a cada letra del ADN. En este otro proyecto: http://whozoo.org/mac/Music/ le ponen música a secuencias de proteínas; algo parecido me he encontrado en este documento de la UCML. Incluso existe una publicación científica, de este mismo año, donde se describe un método donde la información de secuencia de las proteínas se codifica en forma de música atribuyéndole a cada aminoácido una nota. Pero tampoco me he encontrado mucho más, así que como esta metodología para aprender de forma conjunta genética y música, ciencias y artes, cae dentro de la formación STEAM, pienso escribir una publicación internacional donde se recoja este piloto y donde se dé a conocer nuestra iniciativa.

¿Quién dijo que cambiando el laboratorio por la política no se puede seguir haciendo ciencia? Les aseguro que el concierto del jueves ha sido un proyecto científico en toda regla. Poco a poco tenemos que ir rompiendo estereotipos, claro que l@s científic@s podemos dejar nuestras líneas de investigación y volver tras dedicarnos unos años a la política o a otra cosa que enriquezca nuestra visión y capacidades profesionales, sólo hace falta ser flexible y entender la ciencia en sentido amplio. Y claro que podemos seguir publicando desde nuestra nueva experiencia en la administración. ¿Saben? También había muchas personas que opinaban que un consejero no podía escribir un blog. La innovación no es sólo tecnología 🙂

¡Chao!

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