Diario de un Consejero de Ciencia.
Semana 4.

Por Borja Sánchez.

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¡Por fin tenemos decreto de estructura! Después de una semana de trabajo, de versiones que van y vienen, de negociaciones con otras consejerías… lo dicho, tenemos decreto de estructura y si los plazos van como tenemos previsto, serán aprobados en Consejo de Gobierno en pocos días. En mi caso, al ser la Consejería de Ciencia de nueva creación, hemos tenido que partir de cero, y es aquí donde ya se nota el trabajo de la gente que ha ido incorporándose al equipo. Qué digo equipo, ¡somos un equipazo! Si todo sigue su curso, en muy poquitos días tendremos nombramientos de Direcciones Generales, relación de puestos de trabajo para los diferentes servicios y por fin… presupuesto. Aquí podremos empezar a despegar (caray, no todo va a ser aterrizar y aporrizar en este blog)

Como quien no quiere la cosa, ya ha pasado un mes desde que tomábamos posesión como Consejeras y Consejeros del Gobierno del Principado de Asturias. Un mes inmerso en la administración se nota en la visión que tenía de la misma entonces y ahora; se nota y mucho. Yo ya sé que no les gusta que las nombre, pero sería injusto que me anotase como tantos personales los méritos del equipo que se está conformando. Lo que más he notado en estas semanas han sido justamente las incorporaciones a la estructura y al gabinete. Me gusta mucho el método que tienen en comunicación, todo preparado al detalle, pasar rápido por lo que hago bien y tirón de orejas para lo que hago mal en redes sociales o en entrevistas. Así acabaré siendo un buen comunicador y todo, ¡no me va a quedar otro remedio! :). Segundo, desde la parte que atañe a los responsables jurídicos (liderados por la Secretaria General Técnica) estoy aprendiendo muchísimo sobre la estructura y las dinámicas de la administración. Verán como jurídicamente también se puede innovar al menos en términos de ciencia. Y tercero, tener un gabinete con amplia experiencia política compensa el perfil bajo que cualquier científico tendría al frente de una Consejería. Desde el gabinete se hace la contención política, se preparan los discursos, se lleva la agenda, se revisan los comunicados… Todo pasa por ahí. Aún se tiene que incorporar más gente, pero les aseguro que ya tengo la sensación de que estamos formando un equipo muy competitivo.

Quiero tener también unas palabras de agradecimiento a una de nuestras Consejeras (ella sabe quién es). En tiempos de reorganización de consejerías, dos de ellas de nueva creación, alguien tiene que poner orden, y ella me ha demostrado ser sensible a las necesidades jurídicas que requerimos para nuestra acción de Gobierno desde la Consejería de Ciencia. No es una tarea fácil la tuya Consejera, yo te lo agradezco muchísimo.

Esta semana me he acordado mucho del término procrastinación, y como justamente es algo que define bastante bien el contraste entre el trabajo en un laboratorio científico y el trabajo en una consejería, pues lo utilizo en el post. Copio y pego literalmente la definición del término “La procrastinación (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables”. Procrastinar para mí era muy habitual en el laboratorio. Cuando tienes que conjugar el trabajo de meseta junto con el más tedioso pero también relevante trabajo de ordenador (recuerden que en ciencia, o publicas tus resultados o es como si no hicieras nada) al que se le añade la tan temida burocracia, pues lo retrasas cuanto puedes (siempre dentro de plazos claro). Así retrasaba la escritura de informes o de publicaciones en aras de hacer tal o cual experimento que bien podría esperar, pero que claro, era mucho más entretenido dónde iba a parar. Esto no funciona así en una Consejería, ¡olvídese el científico metido a gestor el procrastinar!, cada minuto es oro, hasta para escribir este diario.

Esta semana he tenido una agenda de lo más variada. El domingo asistí a la carrera contra el cáncer que anualmente se celebra en Pola de Laviana, y cuyo objetivo es recaudar fondos vía inscripciones que son donados al Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA). Estos fondos son destinados a la investigación contra el cáncer, tanto en su vertiente de generación de conocimiento como traslacional, y como ustedes verán a nada que busquen en las bases de datos, el IUOPA cuenta con equipos de investigación de primer nivel internacional, así que uno no podría visualizar un mejor destino para dichos fondos en nuestra región. A modo de curiosidad, y tal y como mostró en sus perfiles de redes sociales, el propio Presidente del Gobierno (y yo acompañándole) hizo de coche escoba de la carrera. Ya me dirán a mí qué Presidente autonómico, por muy de Pola de Laviana que sea, es tan solidario.

Participantes en la V Carrera Contra el Cáncer, Pola de Laviana

Tras la carrera  una serie de investigadores de la zona, a saber, David Hevia, David Bernardo, Isabel Quirós, Antonio Fueyo, Arancha Hevia y yo mismo, establecimos un debate muy interesante con el público que abarrotaba la carpa donde se celebraba el acto. Un debate que, por cierto, surge de la colaboración entre la propia organización de la Carrera contra el cáncer y la del Descenso Folklórico del Nalón: el llamado «Espacio 3D». ¡¡Cuánto tienen en común la cultura y la ciencia!! Me resulta interesante en este punto hablar de algunos de los temas que surgieron en el debate con el público, porque al fin y al cabo son estos los problemas que preocupan a nuestra sociedad. Por ejemplo, si los sulfitos son o no prejudiciales, la intolerancia a la lactosa, el trasplante de microbiota fecal o la creciente resistencia a antibióticos en microorganismos, sobre todo en el ambiente hospitalario. Yo di mi opinión sobre estos temas, como buen consejero que hombre, algo sabe de ello. Empezando por esta última sí, esto lo sabe bien nuestro Consejero de Salud, el problema de la multirresistencia en microorganismos es de primer nivel, y necesitamos ayudar a atajarlo cuanto antes. ¿Cómo? Pues con un cóctel de medidas entre las que deben estar la investigación y la innovación.

Vamos a por los sulfitos. Verán, los sulfitos son a las bebidas alcohólicas fermentadas lo que el cloro al agua, y se añaden para garantizar el arranque de la primera fermentación: la fermentación alcohólica llevada a cabo por las levaduras. Los sulfitos son buenos inhibidores de las bacterias que, de desarrollarse en las primeras etapas, darán lugar a defectos tanto en el vino como en la sidra. Por ejemplo es muy típico en Asturias la sidra filá, que ocurre por el desarrollo de bacterias del ácido láctico que producen unos polímeros llamados exopolisacáridos, que como buenos agentes espesantes que son dan a la sidra una apariencia “aceitosa”. Como comprenderán además de que no sabe como tiene que saber, una sidrá filá es muy difícil de escanciar, y por tanto dificulta la correcta degustación de esta bebida tan típicamente asturiana. Los sulfitos además participan en la generación de aromas. Esto no quita que haya personas que sean muy sensibles a su presencia en los alimentos, pero las dosis están puestas pensando en criterios de seguridad alimentaria. Créanme, nunca hemos comido alimentos tan seguros.

Cómo escanciar sidra asturiana.

Tanta sidra me ha traído a la mente otro de los palabros que utilizaba cuando, después de una temporada en el extranjero, volvía a tomar un culín de sidra con los amigos: residratarse, es decir, volver a tomar sidra después de un largo periodo de tiempo. Eso sí, bien fría y bien “escanciá”.

Respecto al tema de la intolerancia a la lactosa, decidles que aún sigue siendo un tema un tanto confuso para una parte de la sociedad, ya que hemos visto que muchas personas piensan que se trata de un trastorno alérgico o inmunitario. Las personas intolerantes a la lactosa lo son porque se inactiva de forma natural un gen que codifica un enzima llamado lactasa. Este enzima hidroliza la lactosa (que no podemos absorber) a sus dos componentes unitarios: glucosa y galactosa, que sí pueden ser absorbidos por el organismo. En caso contrario, la lactosa es utilizada por nuestros microorganismos intestinales con las correspondientes molestias que ya pueden imaginarse. Ser intolerante a la lactosa, y por tanto no poder beber leche de adultos, debiera ser y es lo normal en la mayor parte del mundo, pero una mutación en la población caucásica posibilitó que la población europea (y cuanto más al norte, menos intolerante a la lactosa) pudiese seguir consumiendo este alimento que obtenían de la domesticación de diferentes mamíferos. Resulta que hace algo más de 7000 años, en plena expansión del neolítico por Europa y en algún lugar de las estepas centroeuropeas, una simple mutación en una letra de nuestro código genético posibilitó que el gen que codifica la lactasa no se inactivase. Y aquí estamos, pudiendo consumir leche como si tal cosa. Qué hizo que esta mutación se fijase tan rápidamente en la población resulta aún un misterio, pero si quieren un buen artículo de partida para documentarse, les recomiendo este: The origins of lactase persistence in Europe.

En cuanto al trasplante, o mejor dicho trasferencia, de microbiota intestinal, es una técnica que saltó a los medios de comunicación hace relativamente pocos años por ser un tratamiento capaz de hacer remitir la infección recurrente por Clostridium difficile, o como mi Catedrático de Microbiología favorito diría (voy a dramatizar): “Ah neños, a ver si empezamos a ser estrictos en lo que respecta a la taxonomía bacteriana. La manera correcta de llamar actualmente a Clostridium difficile es Clostridiodes difficile. Coime, que somos microbiólogos ”. Resulta que este debate es muy pertinente porque los últimos estudios dicen que, quitando esta infección, el trasplante de microbiota no está resultando eficaz para otras patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal. En este ámbito, y fue lo que discutimos, existe la posibilidad de diseñar bioterapéuticos que parece ser una de las vías más prometedoras para el aislamiento de bacterias beneficiosas para la salud. Es decir, no trasplantemos toda la microbiota, trasplantemos solo aquellos microorganismos que nos hacen falta: bienvenid@s a los probióticos de nueva generación.

Pero aún podemos darle una vuelta de tuerca más; uno de las asistentes manifestó que claro, al tratarse de un trasplante (término poco agraciado, debiéramos decir transferencia) podrían surgir problemas de incompatibilidad entre donante y receptor. Los microbiólogos sabemos desde hace tiempo que las cepas que tenemos en el intestino son muy particulares de cada persona, así que bien pudiera ser el caso. Pero, ¿y si pudiéramos almacenar la microbiota de una persona cuando está sana, y mantenerla viva hasta que le haga falta? De ahí podríamos diseñar un cóctel con sus propios microorganismos, adaptado a la evidencia científica y clínica de la enfermedad que haya desarrollado. Pues bien, esa posibilidad está en Asturias y tras 3 años de desarrollo, verá la luz en pocos días.

Más microbiología. El lunes saltaba la noticia de un brote por listeriosis asociado al consumo de carne mechada, producida por una empresa andaluza. En DCiencia.es Víctor Ladero ha escrito un artículo magnífico explicando qué es eso de la listeriosis y quién es Listeria monocytogenes: https://www.dciencia.es/listeria-monocytogenes-una-bacteria-singular-responsable-del-ultimo-brote-de-listeriosis/ Poco más que añadir, simplemente que respetemos el trabajo de las autoridades sanitarias que, seguramente antes de lo que pensemos, identificarán cuál ha sido el origen del brote y tomarán medidas para que no se vuelva a repetir.

También de esta semana es este magnífico post de Emilio Muñoz sobre la ciencia española en los últimos, digamos 120 años: https://www.dciencia.es/emilio-munoz-perspectivas-personales-politica-cientifica-espana-csic/ Qué voy a decir yo de Emilio… es uno de mis dos maestros (junto con César) en este tema tan complejo que es la política científica. Ambos me han explicado hasta el detalle desde los temas más “macro” hasta los más específicos, desde la estrategia a la «fontanería». De ellos he aprendido mucho estos dos años, que han sido una especie de máster acelerado. Llevaba tiempo detrás de Emilio para que realizase esa contribución, ya que él es la memoria viva de la política científica en España, y ahí está. La ciencia en España también ha tenido épocas buenas, y a veces ha habido actores muy importantes en principio ajenos a la ciencia, pero que con su sensibilidad contribuyeron también a su progreso. Por ejemplo Emilio y yo hemos hablado muchas veces del papel clave de Borrell como Ministro de Hacienda en los 80. Les recomiendo que se lean el artículo, es un verdadero lujo de contribución.

Y también esta semana tenía el compromiso de leer el pregón de las Fiestas de El Pote, situadas en un pequeñito pero histórico valle del centro de Asturias: El valle de Santa Bárbara. No acudía invitado como Consejero de Ciencia, lo hacía como científico. He aquí una pequeña crónica https://www.elcomercio.es/asturias/cuencas/vean-ciencia-motor-20190824005935-ntvo.html El pregón duró algo así como una hora; dejé muchas cosas por contar pero creo que hice una buena síntesis entre lo que espera Asturias de una Consejería de Ciencia, mi trayectoria profesional y unas cuantas anécdotas de mi infancia y adolescencia en Santa Bárbara. Resulta muy emotivo hablar delante de tu gente, y mientras leía el pregón veía a ese grupo de amigos que con 11 años se iban de excursión por medio del monte, o que se dedicaban a tirar petardos en plena verbena. Es como volver al pasado. Mucha gente me felicitó, pero voy a contarles un par de anécdotas porque claro, subido a un escenario uno lo escucha todo.

La primera, tenía a las “xaninas” a mi lado (tres niñas de unos 4-6 años calculo) que las pobres, mientras estaba leyendo se estaban diciendo la una a la otra “que rollooooo ¿cuándo acaba?” Al acabar la lectura (con un «por finnnn» por su parte) les dije que, cuando ellas tengan que leer un pregón sólo van a tener una oportunidad, así que tienen que aprovechar a decir todo lo que tengan que contar, por mucho rollo que sea. La segunda anécdota fue un niño de unos 12 años que vino a hablarme para decirme, junto con su padre, que le había gustado muchísimo toda la parte del pregón donde les hablaba del 5G y de las tecnologías asociadas, que trataremos de impulsar desde nuestra consejería con todas nuestras fuerzas. Una sola reacción así compensaría 20 reacciones negativas, sería como una especie de comodín que pudiera vencer a la piedra, al papel y a la tijera. La tercera anécdota (sí, ya sé que había dicho que solo un par). Resulta que una vez mi grupo de amigos y yo nos paramos a comer unas manzanas en una “pumará” y claro, nos pilló el dueño. Mientras contaba la historia, una señora dijo la siguiente frase: “Ay fíu, ahora ya ni comen les manzanes”, reflejo del envejecimiento que sufre la población asturiana. Esto sólo puede hacernos trabajar con más fuerza para cambiar las cosas que de todo se sale.

Y para despedirme les dejo el café científico de esta semana, un sobre de azúcar en el que se dice que en Mongolia hay más caballos que personas.

Resulta que sí, Mongolia tiene una de las densidades poblacionales más bajas del mundo: https://datosmacro.expansion.com/paises/mongolia Esto me recuerda a que en el cuerpo humano hay muchos más microorganismos que viven sobre él que células humanas; llevamos algo así como el doble de microorganismos, y somos más bacterianos que otra cosa. En esta cifra siempre nos olvidamos a las mitocondrias, orgánulos celulares derivados de un tipo de bacterias llamadas alfa-proteobacterias (como muchas de las bacterias presentes en la rizosfera de las plantas) y que nuestro linaje evolutivo adoptó hace muchos cientos (quizá unos pocos miles) de millones  de años como factorías energéticas. ¿Por qué? Pues porque su eficiencia energética era muy alta gracias a un proceso metabólico denominado fosforilación oxidativa que, en términos de rendimiento, le da alguna vuelta a otros como la fermentación. Ale, si quieren ahondar un poco más sobre las distintas vías de producción de energía, ahí tienen un par de ellas sobre las que se pueden documentar y hacer comparaciones.

¡Hasta la semana que viene!

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