La Agencia Estatal de Investigación frente al espejo de la comparación internacional: pesimismo de la inteligencia versus optimismo de la voluntad

Renata Kubus, Jesús Rey, Emilio Muñoz y Borja Sánchez

La Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC; https://aeac.science) nace con vocación de asociación paraguas para dar cobijo a aquellas instituciones, grupos, ciudadanas y ciudadanos que se vean afectados por las lluvias resultantes de desarrollos científicos y tecnológicos y de su gestión. Dentro de ese contexto estratégico preocupa la evolución de las políticas científicas a todos los niveles, desde el regional hasta el global, pasando por el europeo y el nacional. En este planteamiento radica la elaboración cooperativa de este artículo.

A punto de cumplirse su tercer año de andadura tras su creación en noviembre de 2015, la Agencia Estatal de Investigación (AEI) se encuentra en una encrucijada. A falta de más de seis meses para que se cumpla el mandato de su actual directora, se ha convocado concurso público para proceder a su relevo por la vía de concurso de méritos: una vía transparente, internacional y basada en la valoración de los méritos de las personas potencialmente candidatas. Este puede ser un momento para decidirse por su continuidad o, por el contrario, por su renovación o incluso refundación, sobre la base de unos objetivos claros y precisos: i) la adopción de una estrategia bien definida, ii) la asignación de un presupuesto propio y iii) la constitución de un equipo humano conocedor de la idiosincrasia de las políticas de investigación y científicas, preparado y entusiasta, comprometido con el proyecto.

En estas circunstancias, el pasado 16 de octubre se celebró en Madrid la jornada ‘El papel de las Agencias Nacionales de Investigación en el siglo XXI’, organizada en el marco del proyecto DECIDES impulsado por COSCE en colaboración con la Fundación ‘La Caixa’. La misión de este proyecto es, según se cita en su web, recabar “reflexiones y propuestas para conseguir que la ciencia, la tecnología y la innovación, como elementos básicos en la toma de decisiones, contribuyan al desarrollo de una sociedad próspera, competitiva y con altos índices de calidad de vida, basada en el conocimiento” (sic). Nos gustaría recordar que COSCE es la encargada de publicar sendos informes anuales sobre la inversión en I+D+i en los Presupuestos Generales del Estado, que de tanta utilidad nos ha sido a los que suscribimos estas líneas para denunciar el estado de abandono que la crisis económica y la gestión de los gobiernos responsables han sumido al Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación.

No pretendemos resumir lo tratado en la jornada. Tampoco extendernos en valorar la importancia y pertinencia del acto, aspectos que han sido tratados en un texto anterior[1]. Queremos en cambio detenernos en un aspecto que hemos introducido en el segundo párrafo de este texto, a cuya discusión ha contribuido el artículo citado y que salió a colación durante la celebración de la jornada. Nos referimos a la eventualidad de una revisión del estado actual de la AEI o incluso de un posible rediseño y refundación. Sirvan las reflexiones y datos aportados en este artículo para que usted, lector, lectora, juzgue en primera persona si la prolongadamente pretendida AEI es algo que debemos reivindicar desde la sociedad y la comunidad científica, o bien es un organismo que debe ser sometido al debate más amplio.

La jornada fue inaugurada por el Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. Nuestra conclusión general es que los dirigentes políticos relacionados con la ciencia estuvieron prácticamente ausentes en una jornada que contó con conferencias de alto nivel, con representantes de importantes agencias de financiación de la I+D+i y en la que se generó un principio de valioso debate en sus mesas redondas. Como se informó en uno de los debates, ninguno de los políticos contactados tuvo a bien acudir a los mismos, lo que creemos que refleja bien a las claras la desconexión de una gran parte de nuestro elenco político con respecto a la importancia de la investigación.

La ponencia inaugural fue realizada por Andreu Mas-Colell quien, además de haber desempeñado el cargo de secretario general del European Research Council (ERC), ha sido diputado y consejero en el Gobierno Catalán, en desempeños siempre ligados a la investigación científica en sus diferentes vertientes. Mas-Colell es por tanto uno de los principales expertos españoles en política científica. Durante su exposición, sugerente y esclarecedora de lo que necesita España, comparó la AEI y el ERC y sugirió que puesto que la relevancia de la primera ha sido bajísima en esta primera etapa de su singladura, se puede reconstruir, comenzando por seleccionar al frente de la misma con el cargo que se considere más significativo -presidencia en principio- a una persona, contratada a tiempo completo, que goce de reconocimiento en el ámbito científico y que genere confianza en la comunidad investigadora. Resaltó que, comparada con el ERC, la AEI no debe basarse sólo en el fomento de la excelencia (principio de “excellence only”) sino que debe ser más inclusiva en sus objetivos de financiación.

El profesor Mas-Colell se mostró optimista al considerar que hemos llegado a tal punto en la ciencia española que las cosas sólo pueden ir a mejor, y planteó los diez retos de la investigación en España:

  1. La gobernanza en referencia a la política científica.
  2. Inspirarse en modelos europeos de éxito como el caso del propio ERC, Francia o Alemania.
  3. Aumentar gradualmente los recursos públicos dedicados a la ciencia, tecnología e innovación.
  4. Desarrollo equilibrado entre los centros de ejecución de la I+D+i.
  5. Consolidar la Agencia Estatal de Investigación. Nombrar como director o directora a una figura científica de la máxima relevancia a tiempo completo, que inspire confianza en la comunidad científica.
  6. Reconocer que la investigación tiene sus propias características jurídicas y administrativas.
  7. Dotar de más autonomía a los centros ejecutores de la I+D+i.
  8. Continuidad de los programas de la política científica.
  9. Modificar la gobernanza de la Universidad; un ejemplo puede ser Portugal
  10. Recuperar y atraer el talento.

Además el profesor Mas-Colell recuperó el término o concepto de ‘política científica’. Durante gran parte de la jornada se habló de ella, con mención expresa al período de nuestra historia reciente donde comenzó a hacerse política científica: la década de los 80.

A continuación, la participación de los representantes de las tres agencias invitados, confirmó una vez más la valía del análisis comparado internacional. Se pudo ver que ninguna de las cuatro agencias que se presentaron, incluida la española, es igual: son reflejo de sus objetivos y estrategia, pero también representativas de sus entornos y contextos.

El ERC es una agencia de la Unión Europea cuya misión es fomentar la investigación de calidad en Europa a través de una financiación competitiva y apoyar la investigación en la frontera del conocimiento, impulsada por investigadores de todos los campos, sobre la base de excelencia científica. Su representante, David Krasa, recuperó la figura de Vannevar Bush para hablar de las fronteras de la ciencia[2]. En su presentación quedó patente la importancia que en el ERC se concede a los indicadores cuantitativos de resultados para valorar la excelencia en los resultados de los proyectos de investigación que financia. Se habló también de la dependencia en la vida del ERC: de su financiación y asimismo  la pervivencia del modelo ERC de los programas marco de 7años, solicitando más continuidad. Se comparó con el EIT (European Institute of Innovation and Technology) que en oposición al ERC no se centra tanto en los mejores (excelencia), en quienes se confía para que se creen ideas disruptivas, sino en crear redes y colaborar entre todos para poder hacer de la innovación una realidad. El binomio individualismo-colectivismo se ve ampliado también con el carácter de las investigaciones financiadas, por ejemplo en su proximidad al mercado y dónde queda en todo el engranaje el apoyo a la investigación básica. Más allá de lo comentado en la conferencia, en lo que se refiere al nuevo programa marco de Horizon Europe[3], la propuesta mantiene el presupuesto al ERC y el nuevo Consejo Europeo de Innovación (European Innovation Council, EIC) refuerza al EIT. Habría que tener en cuenta este concepto del avance e interrelación de la ciencia y la innovación  para la futura configuración de la AEI y su evolución junto con el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) que también se mencionó en la conferencia, sobre todo en términos de continuidad presupuestaria.

Nakita Vodjdani, representante de la francesa Agence Nationale de la Recherche (ANR) destacó que las instituciones francesas disponen de financiación basal muy importante –lo que constituye una diferencia sustancial con respecto a las españolas-. La ANR facilita la conexión con otros fondos (europeos, etc.) y es una agencia ejecutora, financiando únicamente convocatorias competitivas. En este sentido, Vodjdani recalcó la importancia de tener un calendario de convocatorias y evaluación. La ANR, a diferencia del ERC, y dada su figura de ‘Agencia Nacional’, no tiene un modelo basado en priorización de la excelencia[4]. Su política en relación con la calidad de la investigación se basa en la financiación competitiva de proyectos, el respeto de los estándares internacionales, el fomento de la creatividad, el impulso de la pluri- e interdisciplinariedad, el surgimiento de nuevos proyectos y la colaboración, intentando focalizar los esfuerzos de la investigación en las prioridades económicas y sociales del estado. Es también un objetivo de la ANR intensificar los vínculos público-privado y favorecer la emergencia de jóvenes talentos, para lo cual dispone de diferentes instrumentos de financiación adaptados a los distintos retos y necesidades de la comunidad científica.

La representante de la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, Rebecca L. Keiser, en su presentación vía telemática dio una lección de estrategia, empezando por la misión de la propia NSF. No habló de excelencia, ni presentó números. Para la NSF la evaluación del mérito científico[5] se basa en tres pilares: impacto en sentido amplio, mérito intelectual y también, pero no únicamente, reconocimiento por parte de la comunidad científica. De esta manera se aplican los siguientes principios en la evaluación de proyectos para su financiación: evaluación de los expertos, transparencia, imparcialidad, idoneidad, confidencialidad, integridad y consideraciones éticas. Habló de prioridades y estrategias, que surgen de lo que el staff de la NSF escucha, lee y percibe de los grandes temas sociales y políticos, como ejemplifican claramente sus ’10 Big ideas[6].

La tarde llegó con un ambicioso programa que afortunadamente, a pesar de lo apretado de la agenda, dejó lugar (aunque poco) para las intervenciones del público asistente. La primera actividad consistió en una presentación de la AEI a cargo de su actual directora, Marina Villegas. Presentación que, tras repasar los elementos y eventos fundamentales de su tortuoso proceso de creación, se centró básicamente en los aspectos organizativos, administrativos, contables y burocráticos de su funcionamiento. En nuestra opinión, se echó en falta una referencia más en profundidad a aspectos sin duda más relevantes -en la línea de las presentaciones de sus colegas europeos y americana- sobre los objetivos y la estrategia de la AEI dentro del ecosistema de ciencia e innovación- término usado por la ponente- en España. Dada la coyuntura a la que nos hemos referido en el segundo párrafo de este artículo, también se echó de menos una discusión acerca del papel de la AEI y sus perspectivas de futuro, desde la visión de su actual dirección, que enlazara con el tema de la siguiente mesa redonda.

El profesor Mas-Colell presentó la primera mesa redonda, dedicada al fomento, financiación y gestión de la investigación científica y el papel de las Agencias Nacionales de Investigación, en la que intervinieron Nakita Vodjdani, David Krasa, Clara Eugenia Núñez y Cristina Pujades. Entre los temas tratados, destacaríamos por su relevancia el breve debate en torno a si cabe preguntarnos si la actual AEI es la Agencia que necesita la comunidad científica y el país, y reflexionar sobre la posibilidad de plantear su refundación, cuando se han dado los primeros pasos para la renovación de la dirección de la AEI, y existe el imperativo legal de la desaparición de la figura de la Agencias, por lo que es posible que la AEI se convierta en un futuro próximo en Organismo Autónomo. Para ese proceso debería contarse con la comunidad científica, bien para superar la figura actual de una agencia con presupuesto (coste cero, figura difícilmente comprendida), personal y modo de organización heredados del Ministerio, o para aprovechar lo existente  con una profunda y necesaria transformación. Durante el debate se pusieron de manifiesto por parte de algunos participantes, tanto de la mesa como del público, opiniones que convergen en la línea de lo que E. Muñoz señalaba como presuntas señales de un nacimiento prematuro de la institución”.

Para concluir la mesa redonda, se solicitó a los invitados del ERC y ANR su opinión y recomendaciones para la AEI. Recomendaciones que fueron lógicas, fruto de la experiencia, pero también de sentido común; el que cabría esperar de cualquier intento serio de creación de una AEI autónoma e independiente de los vaivenes políticos y mandatos, basada en unos objetivos claros y una estrategia definida, con una dotación de recursos humanos propia y adecuada en su constitución y preparación a dichos objetivos y estrategia, y un presupuesto propio acompañado de suficiente capacidad y flexibilidad de gestión. Mostraron una gran coincidencia con la opinión expresada por la mañana por el profesor Mas-Colell acerca de la conveniencia de crear una nueva entidad, señalando además la necesidad de contar con un comité científico y un presupuesto plurianual para cumplir con unos objetivos definidos para un determinado período. Esto sería garantía de estabilidad y continuidad, que con la suficiente agilidad, con autonomía de gestión –incluso para la contratación de personal-, con el tiempo necesario para planificar sus acciones -no se puede hacer con prisas, “de un año para otro”, lo que unido a la ‘parsimonia’ burocrática estrangula por completo la ejecución- y con una adecuada capacidad para consultar y recibir el retorno de la comunidad nos haría prever un futuro muy conveniente para la AEI.

Finalmente, la última mesa redonda, moderada por Pere Puigdomenec, versó sobre ‘Política Científica en el siglo XXI’ y contó con la participación de Igor Campillo, Ricardo Díez, Juan Mulet y Juan Valcarcel. En ella se enunciaron una serie de temas relacionados con el papel de la ciencia: aumentar el conocimiento; resolver cuestiones técnicas, aumentar la competitividad y fomentar la formación; permitir una toma de decisiones más consciente y bien argumentada por parte de la sociedad; y reflexionar sobre los valores en la sociedad del futuro. Esta es la que ha suscitado peor impresión a los tres autores que asistieron a la misma (RK, JR y BS), en parte por el poco tiempo disponible para el debate y por la irrupción de inveterados clichés que esperemos algún día sean anacrónicos. En este sentido RK quiere recalcar la aportación de Borja Sánchez, desde el público, sobre la importancia de la vinculación entre ciencia y sociedad, un pacto cívico por la ciencia como método de presión para que la sociedad científica consiga sus objetivos y luchar por aumentar la cultura científica entre nuestros dirigentes políticos. Sólo un nivel adecuado de cultura científica hará que estos reclamen asesoramiento en ciencia, tecnología e innovación para su labor legislativa.

Para clausurar este texto es pertinente señalar como uno de los temas relevantes del debate la reclamación del apoyo a la cantera de la ciencia, es decir a los jóvenes investigadores, que difícilmente tiene su cabida en el marco del mantra de excelencia. En línea con el pensamiento y objetivos de la AEAC, apuntar que la generación del conocimiento ya es un valor social y el cultivo de la ciencia debe de ser un derecho de los ciudadanos. Además, las acciones puntuales y cortoplacistas no son lo mismo que la política científica. Que no se nos olvide que la ciencia es el pasaporte del futuro del país.


REFERENCIAS

[1] Emilio Muñoz (2018) La Agencia Estatal de Investigación: ¿reivindicar o revisar? AEAC. 8 octubre 2018. https://aeac.science/la-agencia-estatal-de-investigacion-reivindicar-o-revisar/

[2] Science The Endless Frontier. A Report to the President by Vannevar Bush, Director of the Office of Scientific Research and Development. United States Government Printing Office, Washington: 1945. https://www.nsf.gov/od/lpa/nsf50/vbush1945.htm.

[3] https://euraxess.ec.europa.eu/worldwide/asean/european-commission-proposes-100-billion-eur-research-innovation-budget-2021

[4] Véase http://www.agence-nationale-recherche.fr/missions-et-organisation/qualitedeontologie/politique-qualite/

[5] https://www.globalresearchcouncil.org/fileadmin/documents/GRC_Publications/gs_principles-English.pdf

[6] https://www.nsf.gov/news/special_reports/big_ideas/

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