Las matemáticas también sacuden la conciencia moral: convicción y responsabilidad
Hoy, una vez más Emilio Muñoz, socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y miembro de su Consejo Consultivo nos acerca un certero análisis, usando el método y razonamiento científico apoyado esta vez en las matemáticas, sobre las consecuencias y riesgos de las políticas que defienden el aumento de los beneficios y la productividad, que abocan a la desigualdad social. Y cosas de la serendipia, Emilio Muñoz se apoya en las matemáticas en su reflexión y Borja Sánchez en la entrada de esta semana del Diario de un Consejero, comienza con curiosidades matemáticas…
Las matemáticas también sacuden la conciencia moral: convicción y responsabilidad
Introducción
Sigo con voluntad y tenacidad científicas, cualidades que son esenciales para sobrevivir en el sistema científico y tecnológico español, empeñado en defender la propuesta que cierra el último artículo publicado en esta web: recurrir al pensamiento crítico y a la reflexión para combatir el populismo de las mentiras y los falsos relatos que apuntan solo a las emociones. Lo hago sobre el andamio de la ética weberiana combinando los valores de la convicción y la responsabilidad.
Recuerdo que en el referido texto y propuesta ya expresaba mis reacciones contrarias al modelo de populismo que ejerce el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump: precisamente durante la semana en la que he preparado este texto me he sentido desmesuradamente atacado por las informaciones relativas a la ignorancia que acredita este mandatario respecto al uso y rendimientos del método científico en su aplicación a la reflexión sobre problemas importantes y candentes. Prefiere actuar por la vía de tuits, puede llegar a emitir hasta centenares, e incluso en los discursos y conferencias como ha sucedido en la cumbre de Davos-semana del 20 al 24 de enero de 2020-con su conferencia desarrollada el día 21 (El País, portada y primera página del número del 22 de enero) para desafiar las evidencias científicas y técnicas, acusando de apocalípticos a quienes son primordialmente analíticos: al Sr. Trump con todo respeto le diría: “apocalíptico parece ser usted”.
Motivación y fuentes
En este análisis voy a aportar datos sobre los riesgos a los que se enfrenta la ciudadanía por la corriente principal de la acción política basada en un neoliberalismo especulativo-no productivo- y muy alejado del rigor científico. Este aporte no se va a sustentar sobre conocimiento experto ya que no dispongo de mucho sobre los temas tratados. Disfruto sin embargo, gracias a la serendipia, de la información contrastada que ofrecen dos valiosas fuentes escritas.
Por un lado, el libro de Cathy O´Neil (Armas de destrucción matemática, Capitán Swing, 2018; Arms of Math Destruction, Crown Books, 2016) que se publicó en castellano como se ha visto en 2018 con el subtítulo de gran peso informativo: “Cómo el Big Data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia”. Ese subtitulado tan próximo a mis recientes preocupaciones e intereses me impelió a su adquisición en el primer trimestre de 2019 aunque no lo he leído hasta el verano vacacional del mismo año.
En segundo lugar, la maravillosa oportunidad de la llegada del número de enero de 2020 de la revista Investigación y Ciencia que ya me ha servido de plataforma para desarrollar el artículo recogido anteriormente en esta web y citado aquí en la Introducción. Me gustaría ofrecer a los lectores de este texto una relación de algunos de los temas tratados en ese número que espero sirvan de muestra que justifique el entusiasmo que me ha suscitado: “El fin de los tigres de Laos”; “La dinámica del discurso de odio en Internet”; “Cristales en el tiempo”, sorprendente estado de la materia con la misma simetría que los cristales ordinarios pero en el tiempo no en el espacio; “¿Es inevitable la desigualdad? ; “Buscando vida en el Atacama”, el desierto chileno y los microorganismos extremófilos; “El rostro de un australopiteco”; “Con un ojo abierto”, la facultad de dormir que adquirieron los delfines, las focas y otros animales; “La epigenética modulador clave de la evolución”, el trabajo ya analizado; “ Un archivo universal que cabría en un huevo”, el ADN como soporte de almacenamiento y generación de información a escala astronómica; “Carbono, el elemento estrella”, y “Einstein y la filosofía”. Cualquiera de ellos merecería una glosa en esta web. Me voy a centrar en el titulado “¿Es inevitable la desigualdad? “.
En todo lo que sigue, voy a ofrecer opiniones, reacciones o perspectivas propias, si bien al no ser experto, no habrá incursiones en la filosofía, sino que discurriré por vías próximas a la reseña o la crítica; actuaré más como fedatario, como divulgador de la ciencia (en inglés, science writer), o cercano a los críticos de obras literarias o artísticas.
Algoritmos causantes de dolo
La lectura del libro de C. O´Neil me resultó fascinante a pesar de la dureza temática y del pesimismo que se destila de su lectura. Todos los ejemplos que presenta la autora reflejo de su actividad en empresas son dolorosos e incluso las primeras experiencias académicas parecen preludio de lo que va a seguir. Las empresas son dispensadoras de soluciones y mecanismos para la toma de decisiones en sectores complejos y que se venden, se anuncian, como proveedoras de objetividad, supresoras de las subjetividades humanas, porque están basadas en algoritmos, en modelos matemáticos. La autora presenta con rigor y fuerza analítica varios casos que atañen a ciudadanos en situaciones conflictivas, de hecho, el libro está dedicado a todos los desamparados, porque aunque se oferta decidir sobre el futuro de los individuos con la alegoría de la objetividad, en su mayoría hay víctimas por las numerosas contradicciones que se producen al generar los modelos. Entre los asuntos importantes que abarca el libro se dedica: a la oferta de puestos en universidades privadas a familias de bajos recursos sin tener en cuenta la importante variable del coste de las matrículas, para lo que subraya asimismo tanto la prueba de que “las matemáticas bajo la forma de modelos complejos alimenta la publicidad depredadora“, como que ello ha incidido en la vida de muchos estudiantes en cuanto han tenido que enfrentar las deudas. En otro capítulo afronta el tema de las víctimas civiles y en este caso que incide sobre la justicia social, los modelos de datos sobre delitos, por el afán de creer que más datos equivalen a mejores datos, han incluido muchos datos de alteración de orden público, lo que ha resultado en que, en la mayoría de las jurisdicciones, el modelo elaborado como mapa de la delincuencia trace “en realidad el rastro de la pobreza”. En el ámbito de la búsqueda de empleo, ante la dificultad de incorporar información sobre el potencial rendimiento del trabajador en la empresa, se busca ”incluir valores sustitutivos o proxies “, que como la autora prueba ”son imprecisos y a menudo injustos como ocurre con el test de personalidad”. Finalmente, y no menos grave, en el terreno de la consecución de créditos y la contratación de seguros, el peso excesivo de los credenciales crediticios puede conducir, aunque no sea de forma intencionada, a una posible trampa a la pobreza o incluso de modo todavía más involuntario a una trampa racista.
Por lo tanto, los riesgos de la subjetividad humana no desaparecen con el empleo de las matemáticas. La propia autora expone su desencanto en la página 223 del libro cuando declara al empezar el penúltimo capítulo titulado “Ciudadano segmentado: derechos civiles y políticos“ lo siguiente: “…, resulta ya más que evidente que me escandalizan todas las ADM” (armas de destrucción matemática). Apuntaría a un pequeño giro en el título para sugerir este otro: Armas matemáticas de destrucción moral.
La desigualdad explorada desde las matemáticas
El artículo de Investigación y Ciencia (págs. 37-41) aborda con el título “¿Es inevitable la desigualdad?” una pregunta fundamental para que el neoliberalismo económico global disponga de algún subterfugio para su pervivencia. El autor Bruce M. Boghosian es profesor de matemáticas de la Universidad Tufts donde trabaja en colaboración con matemáticos y físicos sobre las aplicaciones de las teorías de la probabilidad y de los sistemas dinámicos.
El texto reconoce la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza. La fracción de la riqueza de los hogares que pasa a ser apropiada por el 1 por ciento de la población más rica ha aumentado en diez años desde el 42,5 al 47,2 por ciento. Este dato tan frío en números, se transforma, según señala Boghosian, en algo turbador cuando se personaliza: tal fracción expresada en individuos con respecto a la mitad más pobre del planeta (unos 3000 millones de personas) ascendía a 388 individuos en 2010 mientras que esa cifra baja hoy a 26, según los cálculos de Oxfam.
El artículo entra en materia con una fuerte crítica a los presupuestos en los que se asientan las bondades del libre mercado. Se recuerda que desde 1986 se empezó a revisar por el sociólogo John Angle el movimiento y la distribución de la riqueza como “resultado de las transacciones por parejas entre una colección de agentes económicos (individuos, familias, empresas, fondos, otras entidades) “. A principios de este siglo, se inició la intervención analítica de dos grupos de físicos, la mayoría con nombres de raíces eslavas que trabajaba en las universidades de Boston y Maryland y en una empresa energética, Constellation, quienes demostraron que los modelos basados en agentes se pueden analizar con herramientas de la física estadística.
En 2002, un físico del instituto Saha de Física Nuclear de Calcuta, Anirban Chakraborti, introdujo el modelo conocido como “venta de la segunda mano” (yard-sale model): el cual asume que la riqueza pasa de una persona a otra cuando la primera comete un “error” en una transacción económica. Si la cantidad pagada coincide exactamente con el valor del objeto, la riqueza no cambia de manos. Pero si la transferencia del objeto se realiza con diferencias entre el vendedor y el comprador, existe transferencia de riqueza. Como la especie humana suele ser codiciosa, o precavida al menos, en esta transferencia, Chakraborti “supuso que la cantidad que se puede perder fuese una fracción de la riqueza de los más pobres”. La conclusión es que el modelo conduce a una situación de desigualdad extrema- incluso aun con la intervención del azar con lanzamiento de una moneda justa, las muchas transacciones “acabará inexorablemente en los bolsillos de una única persona” como señala Boghosian con la prueba de dos artículos: uno de su grupo en 2015 y otro de Christophe Chorro de la Universidad Panteón-Sorbona de París que apoyaban con pruebas matemáticas las simulaciones de Chakraborti. En búsqueda del sentido de realidad del modelo de la venta de segunda mano que conduce a la oligarquía (economía inestable que conduce a la oligarqía absoluta), el equipo (integrado por cinco investigadores) de la Universidad Tufts en 2017 incorporó en el modelo, la redistribución de la riqueza: que “cada agente diera un paso hacia la riqueza media de la sociedad en cada transacción”. Este paso significa un impuesto fijo sobre el patrimonio de los agentes ricos y un subsidio para los pobres. Con ello se estabiliza la distribución de la riqueza con lo que no se aboca a la oligarquía absoluta.
En aras a la síntesis obligada que debe acompañar este texto personal, quiero terminar con tres aspectos esenciales del artículo que se reseña. En primer lugar, la importante referencia que se hace a los fenómenos de “ruptura de simetría” que los físicos utilizan para explicar estos fenómenos de transición brusca, y que en el artículo de Boghosian se ofrece para dar cuenta de que la conducción a la oligarquía económica resulta inexorable porque este resultado se alcanza, aunque todos los agentes comiencen con la misma riqueza y sean tratados de forma simétrica. Un recuadro sobre “La física de la desigualdad” (página 40) plantea interesantes analogías entre las transiciones de fase entre sistemas físicos y sistemas económicos (transformación del agua en vapor o la magnetización de un material ferromagnético). En segundo lugar, señalo que los investigadores de Tufts han constatado las ventajas que están asociadas a la riqueza, por lo que introdujeron una ventaja a la riqueza, un sesgo a favor del individuo más rico en el lanzamiento de la moneda -sesgo proporcional a un nuevo parámetro, multiplicado por la diferencia de riqueza entre los dos agentes y dividido por la riqueza media de la sociedad; con ello el modelo reprodujo mejor la parte alta de las distribuciones de riqueza. Tercero, la redistribución es lo único que impone límites a la desigualdad.
Consideraciones finales
Es importante destacar que hasta la aparente frialdad de los números da importantes pistas de calidad científica para cuestionar las políticas económicas que según todas las instituciones desde el Fondo Monetario Internacional a la OCDE- no sospechosas no ya de tener veleidades marxistas sino ni siquiera keynesianas- propician la desigualdad en condiciones que no son ya aceptables para sobrevivir dentro del capitalismo.
Estimo, dentro de mi ignorancia académica en la corriente principal de economía neoliberal pero con convicción y responsabilidad científicas, que sus expertos deben hacerse mirar sus modelos y propuestas para el crecimiento económico: ¿quizás es que usan demasiados proxies con tintes de subjetividad?
¡No deja de ser una pregunta ingenua pero sustentada en el dolor de la duda!
AEAC- Articulo 2-2020
Emilio Muñoz, socio promotor de la AEAC y miembro de su Consejo Consultivo.