90 años gloriosos de Federico Mayor Zaragoza
El profesor y ex-director general de la UNESCO celebra su noventa aniversario rodeado del calor de su rica familia y el respeto y reconocimiento de sus discípulos, colaboradores y amigos. Tal onomástica es un regalo para el propio Federico pero también para quienes han podido disfrutar de su sabio y generoso magisterio en la educación, de sus ejemplos en la producción y gestión de los conocimientos científicos y sobre todo de sus esfuerzos en la defensa de una gobernanza global que es, en estos tiempos complejos de odio y desconfianza entre humanos, cada vez más perentoria.
En la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) hemos tenido la fortuna de tenerlo como presidente desde la fundación de la institución en 2018 hasta hace apenas un mes. Entre los activos de su presidencia hay que mencionar que se ha contado con su saber hacer, su generosidad para que su brillante discurso fluyera en numerosos eventos haciendo gala de sus principios construidos sobre ese binomio profundamente deóntico de defensa a ultranza de los derechos humanos y de reflexiva denuncia de los procesos irreversibles a los que nos llevan los errores de la geoestrategia y los riesgos de la crisis climática, todo ello bajo un marco proponiendo inventar el futuro. Entre esta referencia general de lo que hemos podido atesorar para la historia de AEAC, quiero mencionar dos casos concretos: la fuerte vinculación del presidente con el proyecto cientific@s en prácticas inventado, dirigido y coordinado por Jesús Rey que ha permitido comprobar que la conexión intergeneracional es factible gracias al lenguaje como instrumento y la empatía como valor, así como los cuatro diálogos que bajo el rótulo“ De la Memoria a la Historia“ que con inteligencia y diligencia ha coordinado Francisco González Redondo. De ambas iniciativas hay registros fehacientes en esta web de la AEAC.
Personalmente quiero dejar constancia en esta efemérides de nuestra amistad que data de más de sesenta años, iniciada en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, las primeras cuatro décadas de forma más esporádica y con diversos escenarios, con encuentros y algún desencuentro mientras que las dos últimas han sido de continua e intensa colaboración, bajo la catálisis de nuestras activas jubilaciones.
Así que mi felicitación y despedida acude a la poesía de Miguel Hernández con un modesto verso personal: Amigo del alma, compañero, que los ríos de conocimiento científico y de prudencia ante la irreversibilidad sigan fluyendo por mucho tiempo, teniendo en cuenta el milagro de tu eterna juventud.