Diario de un Consejero de Ciencia.
Semana 12.
Por Borja Sánchez.
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Muy buenas de nuevo,
Qué fin de semana más asturiano estamos teniendo, pero qué queréis, mantener Asturias verde implica que algo tiene que llover. Además un poco de manta, peli y sofá no vienen mal de vez en cuando.
Bueno, semana con muchas cosas para no perder las buenas “habitudes”. “Habitud”, “Tunicia” y “decalaje” son una consecuencia inevitable de haber aprendido francés y una buena forma de que a Javi le vuelvan a doler los ojos (¡te prometo que esta será la última vez!). Esto me recuerda que, en 2004, cuando fui a Francia por primera vez, no me quedó otro remedio que aprender la lengua de Pasteur, Voltaire, Verne, Debussy… Como para Marie Skłodowska-Curie, el francés es algo así como mi lengua de adopción, es muy sonora, e indudablemente tener conocimientos de música me ayudó. Un Borja con 24 años recién cumplidos llegó a aquel laboratorio del INRA de Jouy-en-Josas, nevando, sabiendo decir solamente “bonjour” y “merci”.

La Directora del Departamento, la Dra. Monique Zagorec, hablaba inglés perfectamente, pero el problema llegó tanto al hacer vida social como al interactuar con el resto del personal del laboratorio. Recuerdo perfectamente la primera reunión de laboratorio… ¡no entendí nada! El consejo de Monique: aprende francés. ¿Cómo lo hice? Escuchando y repitiendo frases hechas, escribiéndolas, aprendiéndome los verbos irregulares (los regulares son fáciles) y leyendo a Christian Jacq y a Dan Brown en francés. El francés es una lengua muy sonora, una sola sílaba “so” puede tener significados tan diversos como la conocida orden de parada (¡¡sooooo!!), salto (saut), sello (sceau), caldero (seau), tonto (sot) y seguramente alguna se me olvida. Estoy seguro de que haber estudiado música, y sobre todo haberme estudiado la partitura de alguna que otra obra, me ayudó. El método fue el mismo, cuando escuchaba música que me gustaba, iba a leer en la partitura cómo se había hecho. Cuando escuchaba una expresión en francés que no entendía, la escribía una y otra vez hasta que comprendía el significado de cada una de las palabras (Écouter et répéter).
Antes de entrar en faena consejeril, en lo vistoso, fijémonos primero en lo que no es tan visible. Seguimos trabajando en conseguir unos presupuestos para fomentar la ciencia en Asturias, justificando y planeando para qué queremos utilizar cada euro. También en definir mejor esos dos grandes proyectos que definan la Asturias de 2030, que ya van aterrizando y en los que está trabajando la mayor parte del ecosistema científico asturiano. El primer proyecto va decantándose hacia la reducción de emisiones y todo lo que arrastra consigo: economía circular, impulso a las renovables etc. El segundo proyecto tratará de descubrir dónde puede ayudarnos la frontera entre la alimentación, la biomedicina y la biotecnología en la prevención y tratamiento de enfermedades. Ambos proyectos irán con una cifra clara a alcanzar, así como el marco temporal para lograrlo, y en ambos proyectos las telecomunicaciones serán transversales. Pero sería precipitado deciros algo ahora; sólo que sepáis que antes de dar una noticia, hay mucho trabajo detrás, muchas reuniones, mucho consenso. Y ese trabajo hay que hacerlo con tranquilidad. Nuestra próxima reunión será el 5 de noviembre; después probablemente podremos hacer público algunos avances; pero digo bien, probablemente. En todo caso las misiones estarán listas en diciembre.
Vamos a por las visitas. Sigo conociendo de primera mano el ecosistema científico e innovador Asturiano, y ya me va quedando menos. Es fundamental conocer todo lo que tenemos en la región antes de comenzar con otros asuntos, como por ejemplo trabajar la presencia en Bruselas, y como os digo ya tenemos casi casi completo el ”cuadro asturiano”. El Lunes visitamos Gijón. En primer lugar tuvimos una reunión con la Alcaldesa para conocer de primera mano su opinión y sus consejos sobre diferentes temas que atañen a la acción política de mi consejería, y tras intercambiar opiniones en un tono muy constructivo, nos fuimos a hacer un par de visitas a dos empresas situadas en el Parque Científico Tecnológico. A la visita nos acompañó Luis Díaz, gerente del Centro Municipal de Empresas de Gijón. Como ya he repetido en otras ocasiones, ¡hasta en el pregón de las fiestas de El Pote!, el Parque Científico Tecnológico de Gijón es un ejemplo de éxito para la creación de ecosistema empresarial. 4200 empleos y el 7% del PIB asturiano se facturan ahí, y si tuvieran el doble de espacio… el doble o el triple que se facturaría. Siempre se habla de evaluar políticas científicas por sus retornos, ojalá otro tipo de políticas también se evaluasen con la lupa que se miran los fondos que yo manejo. Si algo ha demostrado funcionar son los Parques Científicos y los Clústeres: ante ustedes política basada en la evidencia. Y más evidencia, hay empresas preguntando por sitio en Gijón, ¿por algo será no? Pues el Ayuntamiento de Gijón tendrá todo nuestro apoyo en la ampliación de su Parque Científico-Tecnológico, si algo necesitamos en Asturias aparte de un proyecto científico, es más tejido empresarial innovador.
Nosotros escogimos dos empresas. La primera MBA, una de las multinacionales presentes en territorio asturiano especializada en la venta de tecnología y soluciones innovadoras en el campo de la sanidad. MBA cuenta con el MBA Institute, a través del que se encauzan y dirigen todos los proyectos y convenios científicos en los que participa la compañía. Por otro lado visitamos las instalaciones de Táctica Industrial, una joven empresa innovadora que se alberga en el edificio Impulsa, y cuyo campo de actuación es el desarrollo de proyectos complejos en diferentes ámbitos de la ingeniería. Ambas empresas representan el ecosistema innovador que ya existe en el Parque Científico Tecnológico de Gijón, con multinacionales, pymes, micropimes, la Universidad de Oviedo, el Hospital de Cabueñes, la Formación Profesional… todo físicamente al lado.

El martes estuvimos en Navia para conocer, de primera mano las instalaciones de Ence Energía y Celulosa, Industrias Lácteas Asturianas (Reny Picot) y los Astilleros Armón. Las tres empresas (y otras más que se sitúan en su entorno) están emplazadas en Navia, un concejo asturiano situado en el occidente de la región, y su actividad, así como su apuesta clara por la innovación como factor de competitividad, hacen que desde el Principado comencemos a estudiar la creación de un polo de innovación que permita a estas empresas estar en contacto con actores muy importantes que pueden ayudarles a optimizar sus procesos. Me alegra mucho conocer que las estrategias de las tres empresas va a tener encaje en nuestra propia estrategia científica como región. Es cuestión de tiempo que todo se vaya hilvanando.

El miércoles nos reunimos a primera hora de la mañana con UGT y CCOO. Inevitable ponerse al día de la situación de Vesuvius y de la impotencia ante la deslocalización de una empresa que, dando beneficios, se va de nuestra región. Para mí es muy importante tener una interlocución directa con los agentes sociales, con los sindicatos, sobre todo para detectar a tiempo posibles conflictos y para engranar, con propuestas y proyectos, acciones tan importantes como enlazar la formación universitaria al sistema productivo o afrontar la brecha de género en carreras como las ingenierías.

Después me trasladé a la Facultad de Formación del Profesorado y Educación para conocer a Salman Khan, creador de la Khan Academy, y Premio Princesa de Asturias de la Cooperación Internacional. Allí, entre todos los asistentes, conocimos de primera mano el proyecto pedagógico e innovador que ofrece “educación de primer nivel, para cualquier persona en cualquier lugar”, y en el que cada persona se marca su itinerario. Nos contó la historia, y a mí me quedó patente que la suerte no existe, es simplemente cuando la preparación se encuentra con la oportunidad. Y eso fue lo que le pasó a Salman, primero ejerció como tutor de su prima a distancia, después se apuntaron más familiares y decidió crear la academia tras comprobar la funcionalidad de youtube. Y eso que el propio Salman creía que youtube sólo servía para colgar videos de gatos tocando el piano… Año y medio después de crear su Khan Academy, y de consumir sus ahorros, consiguió una donación de 10.000 $ ¿Qué hubiera hecho usted? Él ir a conocer a la persona que le había hecho la donación y darle las gracias. La persona en cuestión se llamaba Ann, y le preguntó que porqué se dedicaba a la enseñanza gratuita. Él insistió que su fin era que cualquier persona en cualquier lugar tuviera acceso a una educación de primer nivel, y ella le dijo, vale, aquí tienes otros 100.000 $. A partir de ahí el propio Bill Gates comenzó a utilizar la Khan Academy para ayudar a su propio hijo, y la fundación Bill y Melinda Gates se convirtió en su principal benefactor e impulsor. El resultado… aquí lo tienen. Como digo, cualquier otro hubiera dejado pasar la oportunidad de conocer a su benefactora.

El miércoles de tarde cambié de tercio para dar una charla en Pola de Laviana, donde vivo, en el marco del Mes de la Alimentación, Salud y Bienestar Infantil de Laviana. Les di una charla basada en información pública de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades sobre infecciones alimentarias, al hilo de la alerta alimentaria provocada por un brote de Listeria en carne mechada. Ahí hablamos de quién le pone nombres tan curiosos a estos microorganismos, de lo que quieren decir estos nombres, de la tinción de Gram y de que se escribe con mayúscula porque Gram era el apellido de un señor, de higiene, de la importancia de lavar bien los alimentos… y todo en una sala llena de gente. A mí este tipo de charlas me sirven para que mi cabeza vuelva momentáneamente al ámbito profesional de donde provengo, la investigación, y así a los 2 minutos de hablar ya estaba diciendo cosas como “lo que hacemos en el laboratorio es…”. Creo que es muy importante, para un científico que se pasa a la política, no olvidarse de dónde viene.
El jueves conocí a las Premios Princesa de Investigación Científica y Técnica, las Doctoras Joanne Chory y Sandra Myrna Díaz. Ambas me impresionaron, pero he de admitir que es admirable el esfuerzo y la voluntad de la Dra. Chory de impartirnos su conferencia con Parkinson avanzado, con el que convive desde hace 15 años sin perder un ápice de interés por la investigación y, sobre todo, sin perder su sonrisa. Acabó muy fatigada pero se esforzó en comunicarnos la importancia de sus investigaciones. En ellas comenzó reivindicando el papel del dióxido de carbono. ¿Cómo va a ser mala una molécula que es junto con el agua la base de la vida y que es el alimento de los vegetales? Lo malo, como comprenderán, es que estamos emitiendo mucho más CO2 del que la naturaleza es capaz de capturar, y es ahí donde viene el problema. Su aproximación, conseguir plantas con las raíces más profundas, más ramificadas, y que acumulen mucha más suberina, que es una forma de capturar CO2 bajo tierra.… Y qué interesante, captura de CO2 en forma de plantas que echan muchas más raíces y más gruesas e impermeables.

La Dra. Díaz ya me era familiar, puesto que como integrante del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007. En su conferencia nos habló de muchas cosas, sobre todo de la diversidad de plantas y de cómo esta se ha visto afectada por la actividad humana. Me llamó muchísimo la atención esta imagen de su artículo “The global spectrum of plant form and function”, publicado en Nature hace 4 años: https://www.nature.com/articles/nature16489

Este gráfico es lo que denominamos un análisis de componentes principales (PCA). En él, el sistema contempla muchas variables de las plantas (tamaño de la hoja, altura, etc.) obtiene sus varianzas y las agrupa en nuevas variables o componentes. En este caso casi toda la varianza de más de 6 variables ha quedado reducida a 2, que son las que se representan en la figura. Me llamó la atención no por la simpleza del método, ¡sino porque me recordaba al mapa topográfico de Isla Reunión! He aquí la prueba:

Ya de tarde me acerqué a los primeros Premios Cultura y Sociedad de Mieres, a entregarle el premio al escultor Vicente Menéndez Prendes, más conocido como Santarúa, y que es autor de esculturas como las de Woody Allen, el Papa Juan Pablo II o Philippe Cousteau. Una oportunidad para resaltar la importancia de educarnos en el aprendizaje conjunto de artes y ciencias, y también de recordar la famosa frase de Gregorio Marañón, que veo cada vez que voy al CSIC en Madrid y paso por la parada de metro del mismo nombre, y que dice algo así como “la ciencia y el arte conducen al mismo camino: la verdad”. No es literal porque no la recuerdo bien y no encuentro una foto, y por supuesto es una frase que admite mucho debate, pero ilustra como nadie la conexión que existe entre arte y ciencia. La prueba más elevada de esta conexión es, para mí, Johan Sebastian Bach. Su música es matemática pura, y supo explorar como nadie, quizás sin saberlo, la simetría de los espacios con piezas como el Canon Cangrejo o la Fuga Perpetua. Les invito a que busquen y estudien las partituras. Por cierto, cualquier día de estos me animo a componer una cosa que tengo en mente desde hace dos años, y que se llama: melodías populares con las que se puede componer un canon. Mucho tiempo durmiendo al nene en su hamaquita con cancioncillas infantiles martilleándote el cerebro es lo que tiene.

Y el viernes jornada dedicada a los Premios Princesa. Realmente teníamos 3 actos, el primero una recepción con sus Majestades en el Hotel Reconquista, la entrega de los premios en sí en el Teatro Campoamor y una última recepción en el Hotel Reconquista. Ahí se tiene ocasión de hablar con gente de lo más diverso: premiados, premiadas, presidentes de multinacionales, exministros, y el Rey: ahí estuvimos la Consejera de Hacienda y yo presentándole nuestros respetos al Monarca, quien nos deseó mucha suerte. Del acto habrán leído mucho y tampoco me voy a extender: los discursos emocionantes, escuchar el himno de Asturias en El Campoamor, a cargo de la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, pues qué les voy a contar. Los Premios Princesa ponen a Asturias en el escaparate internacional, y son un valor a mantener. Pero voy a los detalles; estos fueron los primeros Premios donde intervenía la Princesa Leonor. Lo hizo muy bien, tan bien, que incluso el guardia de seguridad que tenía enfrente acabó aplaudiendo. Fue la única ocasión en la que lo hizo. Y después el discurso del Rey. Le comentaba hoy por la mañana a Sandra que la Princesa sólo se había equivocado, y muy ligeramente, una vez, no como el padre que para mi sorpresa se equivocó como media docena (cosa que no es normal). Le compro el argumento a Sandra… lo hizo adrede para no quitarle mérito a su hija mayor, eso a mi modo de ver las cosas es muy loable por su parte.

Y para acabar, ya sabrán que hace tiempo que estrenamos el otoño, de hecho en nada atrasaremos los relojes una hora. En Asturias hemos guardado el término seronda para referirnos al otoño, y deriva del latín serotinus/a, que significa tardío/a. Se usa en castellano para referirse justo a eso, a frutos tardíos. Es, como cloenda, el tipo de palabra que parece encriptar su propio significado, y es una de mis favoritas.
¡Hasta la semana que viene!

