Diario de un Consejero de Ciencia.
Semana 93.

Buenas noches,

Estamos atravesando uno de esos períodos en los que debemos pararnos a reflexionar. No suelo repasar lo que escribo, así que espero que los ilustres literatos que se asoman a estas líneas sepan excusar mis errores sintácticos.

Hoy ha acabado el estado de alarma. Con él, quedan atrás 6 meses de cierres perimetrales y de diversas medidas -tan diversas como nuestras CCAA- para adecuar las limitaciones de movimiento a la situación epidemiológica. Asturias sufrió una segunda ola terrible pero ahora, y al igual que el resto de España -salvo excepciones-, vemos que el efecto de la vacunación progresiva ha impactado muy positivamente en el descenso de la letalidad del SARS-CoV-2: scientia omnia vincit (la ciencia lo conquista todo). El desarrollo de vacunas de ARN mensajero en tiempo récord, han venido a mostrarnos la importancia de la inversión en I+D, ya que las bases para el desarrollo de estas vacunas llevan escribiéndose, al menos, desde hace 15 años.

Recuerdo escribir la entrada 33 de este diario, un lejano 14 de marzo de 2020; fue complicado, también el de la semana siguiente, la 34. Recuerdo el estrés de ese fin de semana, preparándolo todo con el equipo de la consejería para pasar a modo telemático. Recuerdo que los procedimientos administrativos pararon en seco, pero que lo organizamos todo de tal forma que conseguimos recuperar el ritmo y acabar con una muy buena ejecución presupuestaria, casi del 98%. Recuerdo hablar con mi consejo de dirección y advertirles que ese período que iniciábamos un 14 de marzo estaba llamado a ser un punto de inflexión para la ciencia y la innovación.  Me acordé de mi primera comparecencia ante los portavoces de los grupos parlamentarios, en el que informaba sobre el programa de gobierno en las áreas de nuestra competencia, y en el que decía en alusión a la creación de esta consejería que no estábamos aquí para que nadie nos regalase nada, que nos lo íbamos a ganar.

Y así fue; además de la alta ejecución presupuestaria, sentamos las bases de lo que vamos a desplegar ahora y se consiguieron algunos hitos adicionales: se estableció un clima de cooperación sin precedentes, se montaron consorcios público-privados de la mano del programa de misiones científicas, se crearon nuevos centros de I+D en nuestra región, nuevas empresas de base tecnológica, muchas más empresas se incorporaron a proyectos de innovación, se consiguió redirigir parte del fondo FEDER a la expansión de la banda ancha, se consiguió sacar adelante el contrato programa con la FICYT y una planificación presupuestaria de la I+D hasta 2023 (45 millones de €).  Además, sentamos las bases normativas que ahora vamos a desarrollar en una ley de agencia, también en una ley de ciencia, en el primer lanzamiento de compra pública innovadora, en la redirección de los Centros de Dinamización Tecnológica Local (los telecentros de toda la vida) hacia laboratorios de innovación social, se creó un observatorio de la innovación y un laboratorio 5G. Se hizo una encuesta pública que sirvió de base para un borrador de la Estrategia de Especialización Inteligente de Asturias (S3), preparado por el ecosistema científico tecnológico, afinado por la gente del Principado y del IDEPA. La S3 es esa hoja de ruta donde se han definido ámbitos de especialización que dirigirán a la innovación para cambiar el modelo productivo de la mano de los fondos europeos. Fruto de estas iniciativas Asturias es la quinta comunidad autónoma en el índice INSEAD del mapa del talento (donde se mide la capacidad de atraer y retener talento), la sexta si utilizamos el índice de COTEC/IVIE. Sea cual sea el índice que se use, nuestra puntuación está por encima de la distribución esperada, siendo más parecido a CCAA con mucha mayor renta per cápita que la nuestra (pensiones y prejubilaciones aparte).

Durante estos últimos meses hemos estado trabajando en las siguientes iniciativas, de nuevo y para no perder la costumbre, iniciativas adicionales a lo que llevamos en los presupuestos. A 30 de abril nuestro estado de ejecución en fase D está por encima del 80%, así que esperamos llegar a un 97-98% de fase O al final del ejercicio. Es decir lo mismo que el año pasado. la consejería funciona, y funciona muy bien, su creación ha sido un éxito. Escribo esto y me doy cuenta que hay una presidenta autonómica que acaba de ganar unas elecciones sin presentar un programa electoral. Y que también hay unos insensatos que ayer se manifestaban al grito del «Alcohol… hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual». Yo os explico el resultado: muerte de personas, colapso de hospitales, cierre de empresas. ¿Esa sociedad tan individualista es lo que estamos creando? Prefiero pensar que no.

La tecnología es, sin duda, lo más humano que ha inventado la humanidad. Hoy en Cabranes, en mi intervención para clausurar el 42º Festival del arroz con leche (el vídeo está aquí: https://fb.watch/5nZ5bs5oAn/ a partir de 1:03:14) , su alcalde hablaba previamente de los genes del arroz. Vean la calidad del vídeo, posible gracias al equipo que está detrás y a que Cabranes, con fibra óptica desplegada en todo el concejo toda vez que concluya el PEBA en curso, fue un concejo pionero en apostar por la banda ancha. Sí, porque también la banda ancha contó con detractores en sus inicios. Volvamos a los genes del arroz, 50.000 genes, mientras que el ser humano no llega a 21.000. Pero esto tiene truco, claro. A nuestros genes humanos nos acompañan al menos otros 50.000 que codifican todo tipo de ARN, importantes para regular la actividad de los otros 21.000 genes. Además, tenemos los casi 10 millones de genes que aporta nuestra microbiota, esos “bichitos” que viven en y sobre nosotros. Y también dentro de nosotros, porque las mitocondrias no dejan de ser el resultado de una “infección” de una proteobacteria que resultó en simbiosis. Por cierto, en las raíces de las plantas como el arroz hay unos parientes lejanos de nuestras mitocondrias, las proteobacterias, que se encargan de fijar el nitrógeno atmosférico.

Me vuelvo a repetir mentalmente que la tecnología es lo más humano que ha inventado la humanidad. Un par de ingenieros, Haber y Bosch, desarrollaron en 1909 un método químico para sintetizar amoníaco a partir de nitrógeno e hidrógeno. La reacción estequiométrica es que 3H2 +3N2 -> 2NH3. La síntesis química de amoníaco permitió solventar un problema planteado por Thomas Malthus quien, a finales del s. XVIII, enunció en su “Ensayo sobre el principio de la población” la catástrofe malthusiana. Segun esta al cruzar mediante ecuaciones diferenciales el crecimiento exponencial de la población, y el aritmético de los alimentos, se obtenía un punto en que estos últimos no serían suficientes para alimentar a toda la población. Haber y Bosch, la biotecnología vegetal, los cultivos hidropónicos y la tecnología dieron al traste con todo esto. Se estima que todo esto ha venido a salvar más de 3.000 millones de vidas.

¿Qué nos depara el futuro? Quiero ser positivo pero realista. Estamos ante una época de cambios, donde debemos aprovechar todo lo aprendido durante la pandemia para construir una Asturias mejor y reforzarnos económicamente: más innovadora, más digital, más colaborativa, más inclusiva, sin dejar a nadie atrás. El estado de alarma se acaba, pero el virus no desaparece, aunque el avance de las vacunas nos anima a ser optimistas. También el alto grado de concienciación social que hay para cumplir con las normas sanitarias, a pesar de algunas personas incívicas. El mundo digital ha venido para quedarse, y con él quizás miles de personas vean en los incentivos asturianos, tangibles e intangibles, un lugar para vivir. Pienso para mí que en Asturias hay agua, un bien que cada vez va a ser más y más preciado.

John Biden explicaba hace algo más de una semana sus recetas para arrebatarle el liderazgo económico a China, para vencer la pandemia y afrontar el cambio climático, y que se resumían en

  • apostar por incrementar la inversión en educación;
  • invertir (aún más) en I+D+i;
  • aprovechar las redes 5G y todas las tecnologías habilitantes que traen consigo: la inteligencia artificial, la robótica, el big data, la ciberseguridad.

Estoy muy orgulloso de que en Asturias, región mucho más modesta que los EEUU, hayamos sentado las bases para apostar también por todo esto durante el período de rodaje de esta consejería. No hay que inventarse nada, el futuro de Asturias está ahí.

¡La semana que viene más!

 


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