Reseña sobre la dirección saliente del CSIC

Es un deber de justicia que se reseñe la tarea realizada por el equipo saliente del CSIC. Para eso he solicitado a dos miembros muy relevantes de la AEAC, Jesús Ávila y Alberto Ruiz que escriban una sinopsis de ese equipo en momentos muy difíciles para la gestión. 

Nota introductoria por Emilio Muñoz

El CSIC es una institución muy compleja y por lo tanto difícil de dirigir en cualquier circunstancia y así lo prueba su historia. Desde su nacimiento traumático tras recoger, después de una larga guerra civil, los restos de dos instituciones que habían marcado la llamada edad de plata de la ciencia y la actividad académica y cultural de España como fueron la Institución Libre de Enseñanza y de modo particular la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), la búsqueda de identidad institucional ha sido constante.

Este tránsito dramático se moduló en parte gracias a la figura de quien fue responsable de la creación del CSIC, y se convirtió en el todopoderoso secretario general, José María Albareda, catedrático en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense. Esta modulación, que paradójicamente tuvo una base de inspiración en la Academia de Ciencias de la URSS, permitió salvar aunque no sin problemas, parcialmente, y tomando decisiones lejos de lo mejor, el acervo de Santiago Ramón y Cajal y de algunas otras disciplinas como la física, la química, las ciencias naturales. La herencia de las ciencias humanas y sociales aún fue más difícil de gestionar en función de parámetros científicos por los condicionantes sociopolíticos. En todo caso, la figura de un poderoso secretario general ha cruzado la trayectoria de la institución, y por tanto influido en el costoso proceso de evolución del CSIC.

Irónicamente, esta evolución tendería hacia la fragmentación de la investigación en patronatos y luego hacia el individualismo y luchando por la democratización. Este conflicto hizo crisis, primero con la salida de Albareda y a continuación en la Transición, siendo el ala socialdemócrata de UCD con la creación del Ministerio de Universidades e Investigación y el papel decisivo del primer presidente procedente del ámbito del humanismo, Alejandro Nieto y a continuación el PSOE, quienes superaron la crisis y mejoraron la imagen y el papel de la institución ante la sociedad.

Nunca ha habido situación de calma en el CSIC porque las crisis han acompañado su vida. El equipo de Rosa Menéndez que llegó a la dirección tras el periodo expansivo de los gobiernos de Rodríguez Zapatero y la salida de la crisis socio-económica, se encontró con un secretario general de orientación neoliberal con incremento en la desconfianza de la gestión política por la ciencia a lo que se ha unido la crisis de la pandemia. Esa gestión de la que no pudieron liberarse y una actitud poco resolutiva en los últimos tiempos de la presidenta quizás por el natural cansancio o por alguna disfunción en la relación con las autoridades del ministerio han debilitado el papel del CSIC. Sin embargo, ha emergido con nitidez el papel del vicepresidente primero o de ciencia y tecnología Jesús Marco, cuya acción cabe calificar de brillante y casi heroica.

Reconocimiento al equipo del CSIC, por Jesús Ávila y Alberto Ruiz

El conocimiento es consustancial a la especie humana, nos diferencia de otras especies y nos hace más libres. La ciencia es necesaria para tener un mayor conocimiento del entorno en que habitamos, lo que puede facilitar, entre otras cosas, una mejora en la calidad de vida de los seres humanos.

Para el mayor conocimiento, se pretende tener unos objetivos, unos medios y una buena comunicación entre los científicos, que son los encargados en adquirir y transferir a la sociedad ese nuevo conocimiento que busca explicar fenómenos de la naturaleza, pues la descripción de los fenómenos suele conocerse desde hace mucho tiempo, pero los mecanismos de dichos fenómenos es la base de esos descubrimientos.

La anterior presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, una química excelente, tuvo la gran idea de rodearse de un gran equipo, comandado, como vicepresidente primero, por Jesús Marco, un excelente físico, como puede dar fe uno de nosotros, que fue su mentor.

El equipo rector saliente del CSIC, la entidad de investigación científica pública española más extensa, multidisciplinar e importante en historia (su entidad precursora fue fundada por Santiago Ramón y Cajal), prestigio, producción, recursos humanos y materiales, … organizó y gestionó, de un modo ejemplar, las diferentes áreas científicas que existen en el CSIC. Se creó un libro blanco, para analizar las necesidades, se crearon plataformas de las diferentes áreas, para modernizarlas, se buscaron formar interacciones complementarias entre diferentes tipos de científicos, y todo basado en aumentar el nivel de la investigación básica para, después, hacer un desarrollo aplicado de ella, lo que conocemos como investigación translacional.

En el caso de la investigación en ciencias biomédicas, por ejemplo, se han recuperado espacios para poder instalar nuevos centros como el CINC (Centro Internacional de Neurociencias Cajal); se facilitó el desarrollo, para el COVID, de nuevas vacunas, hasta llegar al nivel de decisión que les fue permitido por sus superiores del Ministerio.

En otras áreas de la Ciencia se crearon plataformas temáticas interdisciplinares con el fin de conjugar aspectos científicos, económicos y sociales, de gran impacto para su transferencia a la sociedad, con participación de grupos científicos, empresas públicas y privadas, administraciones y otros agentes sociales, y se hicieron reuniones científicas para facilitar la comunicación e interacción de científicos con proyectos complementarios, lo que constituye, por sí mismo, un avance notable en la estrategia de ciencia e innovación de nuestro país.  Además, se mantuvo la focalización en la Ciencia Básica, pues es el inicio de todo lo demás. Entendiendo por Ciencia Básica, entre otros aspectos, el llegar a conocer los mecanismos (explicación) de los fenómenos y vicisitudes de nuestro entorno, para poder de alguna manera prever o regular dichos efectos.

La explicación es esencial en la Ciencia y en otras actividades de la vida. Nos ha sorprendido, por ello, que se haya suprimido al equipo rector del CSIC, en pleno proceso de su óptima labor. Por otra parte, ha sido sustituido por un nuevo equipo con unas características aparentemente muy diferentes. Esperamos que el nuevo equipo mantenga y potencie esta actividad del equipo saliente y que no se resientan los proyectos indicados que han sido recogidos, en general, de forma muy positiva y con un gran consenso en la comunidad científica y las asociaciones sociales, como la AEAC, cuyo objetivo es acercar la ciencia a la sociedad y colaborar en su camino común hacia una sociedad con mejor y mayor conocimiento.

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