Cómo educar en el Siglo XXI
La Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) no es una sociedad científica sino una asociación ciudadana y aunque sorprenda hay que repetirlo hasta la saciedad. De hecho tenemos asociadas/os que han tenido y tienen la educación como bandera, uno de nuestros socios Jesús Rey ha puesto en marcha un programa innovador Cientific@s en prácticas, para acercar la ciencia a jóvenes de zonas desfavorecidas, mientras que otro de nuestros socios, Francisco González Redondo dirige la iniciativa Tertulias Científicas destinada para audiencias amplias deseosas de conocer figuras internacionales y españolas que han contribuido al desarrollo de la ciencia y la tecnología mejorando nuestras vidas, entornos y culturas. Estas dos iniciativas están en el frontispicio de la web de la asociación.
En momentos de notable confusión informativa, un artículo que relaciona neurociencia y educación ha merecido nuestra atención como elemento esencial para promover los Diálogos entre Ciencia y Democracia– Contamos con un socio que es uno de los neurocientíficos que sobresale en nuestro país por su dilatada y brillante carrera y goza de reputación internacional, el profesor del CSIC Jesús Ávila a quien hemos pedido una pequeña reseña de dicho artículo para enriquecer esta sección.
Emilio Muñoz
La educación basada en el aprendizaje racional de nuevos conocimientos que faciliten tanto el desarrollo individual como social, puede estar influido por aspectos emocionales que varían o modulan los conceptos racionales.
Recientemente, Carmen Pérez-Lanzac ha escrito un artículo en “El País”, suplemento Ideas de 18 de junio sobre la Neurociencia y cómo educar en el Siglo XXI, en el que se indica cómo los factores emocionales derivados de una educación extrema o muy rigurosa o muy permisiva, puede afectar un comportamiento racional tras incidir sobre lo que la periodista Pérez-Lanzac denomina las zonas inferiores del cerebro a las que atribuye la supervivencia y que pensamos pueden ser aquellas como la amígdala o la ínsula relacionadas con los sentimientos, emociones, motivaciones o relaciones sociales. Estos aspectos han sido estudiados en modelos animales (el ejemplo conocido del perro de Pavlow o modelos de roedores) pero en humanos son importantes los trabajos del reconocido neurocientífico y médico neurólogo portugués, premio Princesa de Asturias de Investigación, Antonio Damasio (ver p.e. Damasio A, 2013 Nat. Rev. Neuros. PMID: 23329161) o a nivel experimental, el trabajo de Nummenma L y colaboradores, trabajo altamente citado, que relaciona emociones con cambios corporales, a nivel cardiovascular, esqueleto-muscular, neuroendocrino o relacionado con el sistema nervioso.
En suma, el conocimiento de cómo las emociones pueden afectar al comportamiento de las personas puede explicar su reflejo en decisiones tan importantes como compras o ventas o cómo votar en elecciones democráticas. Es algo que debe hacernos reflexionar, ya que la moraleja puede ser que la educación adquirida, modulada sensatamente o no, tiene consecuencias en nuestros comportamientos que no son tan racionales como se pensaría bajo antiguas premisas sino más emotivos. Esta emotividad es algo que todavía no se ha logrado reproducir en los modelos de inteligencia artificial.
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Emilio Muñoz Ruiz es Profesor de investigación emérito en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía (IFS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y Presidente de su Consejo Consultivo.
Jesús Avila es Profesor de investigación Ad Honorem en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y miembro de su Consejo Consultivo.