Diario de un Consejero de Ciencia.
Semana 27.
Por Borja Sánchez.
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¡Buenas noches!
Hoy es 2 de febrero y lo primero, aunque ya lo haya hecho en persona, es felicitarle el cumpleaños de forma cibernética a mi madre, que además estrena jubilación después de más de 40 años dedicando su tiempo a la que probablemente sea la profesión más importante que exista, la de maestra. Así que nueva etapa y seguramente nuevos proyectos que abordar. ¡Felicidades mami!
Lo segundo, ya tenemos fecha prevista para la incorporación de los primeros beneficiarios de los contratos predoctorales Severo Ochoa, y ya estamos trabajando en sacar cuanto antes la convocatoria de 2020, donde esperamos ser aún más ágiles. Y si no lo logramos, habrá plan B, pero no será por no intentarlo. En una reunión mantenida con todas las personas solicitantes de la convocatoria 2019, la Directora General y personal del Servicio de Universidades explicaron y contestaron todas las dudas que surgieron en cuanto a cómo fue el procedimiento y los pasos a seguir a partir de ahora. Todo un ejemplo de transparencia y de cercanía entre gobierno y la sociedad, y es que hace nada tanto la directora como yo éramos estudiantes predoctorales.
Más cosas de la semana. Me alegra muchísimo saber que la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España (RAC) ha hecho público un comunicado de apoyo al Doctor Carlos López Otín en relación al daño desproporcionado que, sobre su carrera profesional, ha tenido la evidencia de manipulaciones de figuras en una serie de artículos que fueron retractados. Como este viene siendo un tema recurrente, quiero recordar a los haters, trolls, y demás puxarra que anda suelta por las redes sociales, que estos fallos fueron asumidos por el científico de manera pública. Muchas personas le hemos apoyado desde entonces, tanto desde nuestros cargos científicos como ahora institucionales, y hemos manifestado que la retirada de esos artículos era dañina para la ciencia. Fueron manipulaciones o fallos, llámenlos como quieran, creo que nadie lo pone en duda, pero en ninguno de los casos invalidaron las conclusiones científicas de los mismos. Hace unos meses la AEAC publicaba un artículo donde se repasaba, uno por uno, todos los fallos de las figuras y cómo no implicaban ningún tipo de consecuencia en la conclusión biológica final: https://aeac.science/articulos-cientificos-lopez-otin/
La RAC ahora va un poco más lejos, ya que sugiere que debiera haber sido responsabilidad de las revistas científicas que retractaron 9 de sus artículos el no haber detectado, durante el proceso de revisión, estos defectos de forma, defectos que según la propia academia debieran haberse solucionado con una corrección por parte de los propios autores. Quiero decir también que el grupo de investigación de Otín remitió las figuras originales a las revistas, repitió experimentos, que esos resultados fueron revisados por más de 50 personalidades científicas de primer nivel, tanto españolas como internacionales, llegando todas a las mismas conclusiones. Más aún, algunos de los resultados de esos artículos ya habían sido incluso validados por otros laboratorios. Pero nada, con Carlos pesó más la presunción de culpabilidad que algunas personas se encargaron de amplificar por las redes sociales, eso sí, de forma anónima. En palabras del propio Carlos: “De haberlo sabido en algún momento a lo largo de los casi 20 años que han transcurrido desde la publicación de los mismos, y a pesar de que dichos fallos no tienen ninguna transcendencia para el mensaje principal del artículo, mi acción hubiera sido la de corregir dichas figuras, y pedir disculpas a la comunidad científica por no haber detectado la existencia de dichos errores en trabajos salidos de mi laboratorio”. En lo que a mí respecta, espero que esto sirva para mejorar los procedimientos éticos con los que revisamos los trabajos científicos, que aprendamos de una vez a diferenciar fallos de fraudes, y que las personas que lo han perseguido de esta forma, con esta inquina, caigan en el más profundo de los olvidos.
Pasemos al tema Coronavirus, el 2019nCoV. La familia de los Coronavirus es muy amplia y a ella pertenece por ejemplo el virus del resfriado común. A pesar de las muertes, la mayoría (sino todas) en pacientes con patologías de base, no parece que sea un virus tan grave como el SARS, causante del síndrome respiratorio agudo en 2002, y que provocó 700 muertes. Una palabra: tranquilidad. Tanto España como Asturias están preparados los protocolos de actuación, en sincronización con la OMS, y estamos listos para contener cualquier paciente sintomático o asintomático portador del virus. Así que calma, tranquilidad, y dejemos que nuestra Consejería de Salud, con su Consejero Pablo a la cabeza, nos vaya informando de cualquier eventualidad ligada a la expansión de este virus.
Más cosas, semana intensa donde las haya oiga. El lunes me reuní con Rocío Allande, Directora del Centro Neurológico de Barros cuyo nombre definitivo será Centro de Referencia Estatal para personas con Discapacidades Neurológicas (CREDINE). Es un centro que depende del IMSERSO, y ahora mismo están incorporando a las primeras personas para ir entrando en actividad, por lo que fue inevitable hablar de paralelismos entre el proceso de creación de la Consejería de Ciencia y la puesta en marcha del CREDINE –arrancar las cosas cuesta, pero permite también amoldarla a la forma de trabajar de cada persona-. El centro tiene una parte asistencial y otra residencial, y esperamos que se incorpore personal que, además de estas labores tan importantes para la sociedad, realice y acoja personal investigador, por lo que nuestra Consejería está abierta para suscribir los convenios, informar de convocatorias, ofrecer asesoramiento y en definitiva facilitar dicha labor investigadora en este centro localizado en pleno Valle del Nalón.
El lunes asistí, junto a la Directora General de Universidad, a la celebración de la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrono no sólo de la Universidad de Oviedo, sino de la Universidad española. Además de asistir a la entrega de los premios extraordinarios de doctorado (uno de estos lo recibía yo mismo hace diez años), pudimos escuchar un discurso a cargo del científico Sir Salvador Moncada. Un discurso humilde de un investigador que alentó a los recién doctorados a construir su propio futuro desde el presente, aunque sea equivocándose. Y efectivamente, debemos tratar de esquivar ese miedo al fracaso, todo es experiencia en la vida y todo suma.
No sé si sabían que el Dr. Moncada estuvo en el epicentro científico de dos descubrimientos que dieron lugar a sendos premios Nobel. Más concretamente, hallazgos sobre los procesos de vasoconstricción y la vasodilatación. Les dejo explorar más a fondo cada una de la serie de trabajos a los que se les concedieron los premios Nobel de Medicina en 1982 (prostaglandinas) y en 1998 (óxido nítrico). Muchas fueron las voces que salieron en defensa de la autoría del Dr. Moncada y del merecimiento del Nobel, pero fíjense lo que él apuntó al respecto: “La cuestión del Nobel es algo que se ha discutido mucho. Yo siempre he dicho una cosa: el trabajo que yo he hecho durante toda mi vida de investigador está ahí para ser analizado. Yo estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho.” Esto ya nos dice mucho de la calidad humana y científica de Salvador. Un honor poder haber comido con él, hablar de ciencia y de la evolución del lenguaje. Fíjense que, en plena pugna entre el latín clásico y el vulgar, había gente como un tal Probus que, ya en el siglo III, citaba toda una serie de faltas en su Apéndix Probi. También hablamos mucho del Brexit, y de cómo toda esta ola de populismo conservador originada en los Estados Unidos está consiguiendo dividir a los países de la Unión Europea, empezando por Reino Unido que el viernes por la noche materializaba su “desconexión” de Europa. De esto sabrán mucho más los economistas y los analistas, pero está claro que el «divide y vencerás» de Julio César está hoy más vivo que nunca. Veremos cómo avanzan las negociaciones a partir de ahora, pero parece ser que a alguien le molesta la Unión Europea y el Brexit parece ser el primer movimiento.
El lunes por la tarde me reuní con el Presidente del Grupo SATEC, su Director regional para Asturias y su Director territorial. Sobre la mesa, proyectos para Asturias y perspectivas de crecimiento muy alineadas con nuestra estrategia de telecomunicaciones. Ambos coincidimos en que la imagen que comunicamos de Asturias en lo que a telecomunicaciones se refiere dista bastante de la realidad… pero para bien; no estamos tan mal si nos comparamos con el resto de provincias, aunque siga habiendo zonas de Asturias donde las comunicaciones son pésimas, más que nada por la orografía. Esto me recuerda a la arquitecto que nos hizo los planos de la casa, quien se quejaba amargamente de que la finca donde queríamos hacerla estaba inclinada. Tanto nos lo repitió durante las diferentes reuniones que un día no pude evitar decirle, en broma por supuesto, que esto era Asturias, que aquí hay valles y montañas y que parecía que se había sacado el título en (pongan una Universidad de una ciudad de la meseta cualquiera). Pues en Asturias igual, hay muchas dificultades en llevar la banda ancha a zonas relativamente mal comunicadas y curiosamente a polígonos industriales, pero trabajamos muy duro en ello. Pronto habrá resultados tangibles al respecto.
De esta reunión salto al viernes, a mi visita a Izertis, una empresa tecnológica que tras su salida a bolsa está experimentando un crecimiento sin precedentes y que la hará estar, seguramente, dentro del top 10 de empresas que más facturan en Asturias en un par de años. Volvimos a coincidir en la suerte de poder trabajar en una región como la nuestra, desde aquí hacia el mundo, y analizamos una serie de condicionantes que podrían hacernos incluso más competitivos. Que las empresas de telecomunicaciones se estén haciendo hueco entre las empresas industriales, quiere decir que algo está cambiando en Asturias y que nuevas fuentes de riqueza y empleo se afianzan, poco a poco, en nuestra región. Seguiremos informando.
La semana pasada fue también el turno de escuchar a Íñigo Manso, de Minsait, asesor en transformación digital con amplia experiencia con equipos directivos de empresas del Ibex35, quien nos impartió una conferencia a modo de sesión de coaching para tratar de que pensemos diferente y en clave de futuro. Íñigo es autor de la siguiente frase: “El futuro de Asturias no es inevitable, es inventable”, y así nos lo trasladó durante la hora de conferencia en el que se analizaron casos prácticos muy interesantes sobre las continuas amenazas que acechan a las empresas, en forma de competidores. Los cambios cada vez impactan más rápido, y hay que estar alerta ante todo lo que se mueve en el mundo, sobre todo desde el punto de vista empresarial, porque en cualquier momento surge alguien que te hunde tu modelo de negocio. Así, hablamos de ejemplos como Airbnb, quien tumbó a uno de los grandes operadores turísticos ofreciendo habitaciones pero sin tener ni un edificio en propiedad, o el conocido caso de Uber. Esto enlaza con el jueves, con al entrega de los premios Innova de El Comercio, en el que además de premiar la labor innovadora de Alimerka, Grupo Baldajos, CAPSA y del Ayuntamiento de Siero, Carlos Alba, responsable de Inteligencia Artificial de ArcelorMittal puso el ejemplo de los 1001 días de vida del pavo de acción de gracias. 1001 días en el que su bienestar va aumentando con el paso del tiempo, sin preocupaciones, sin advertir riesgos, y al que de repente decapitan poniendo fin a todo sentimiento de seguridad. Por eso es tan importante innovar y diversificar para la competitividad de las empresas. A este respecto, impresionante conocer de la mano de Carlos Alba que el 75% de los aceros que se fabrican actualmente no existían hace 10 años.
La mañana del martes y todo el miércoles estuvieron dedicados al pleno monográfico de Industria, y para ello acudimos a la Junta General del Principado de Asturias. Se habló mucho de industria, sí, pero también mucho de ciencia, de innovación y de telecomunicaciones. Fue un debate serio, constructivo, con algún momento de distensión. Yo qué quieren que les diga, pero desde la seriedad, la densidad e importancia que tienen estos debates se agradece este buen tono, es bueno para todas las personas y para nuestra región, y demuestra altura política y humana. Creo que en líneas generales fue un debate productivo del que salió el consenso de defender nuestra industria que, con la ciencia y la innovación como grandes aliadas, creará oportunidades y riqueza para nuestra región ante el reto energético y demográfico que ya tenemos encima.
La semana pasada también asistí a la presentación de Room2030, la habitación del futuro, donde una decena de empresas lideradas por ArcelorMittal han construido eso, la habitación del futuro, combinando más de 20 tecnologías diferentes. Como dije durante mi discurso, estamos ante un cambio de paradigma: varias empresas con diferentes fortalezas que se unen para abordar un proyecto común, o sea, una misión. Y ahí lo tienen, tangibilizado en forma de producto. Apostar por empresas que crean en la investigación, en la innovación, y que deseen fijar nuevas líneas de investigación e innovación, así como incorporar a científic@s de primer nivel, júniors o seniors, es un modelo de colaboración público-privada en el que creo, y es un modelo con el que Asturias puede ser diferente a la hora de abordar la reindustralización que sí o sí hay que acometer en nuestra región. Una reindustrialización amable con la naturaleza: somos una región en la que tenemos agua, el 36% de nuestro paisaje es reserva de la naturaleza, el 70% de la superficie está destinada a uso forestal. En definitiva, si hay alguna región del mundo donde la transición ecológica hacia otro tipo de industria pueda ser ejemplo, esa es Asturias, y hay que ponerlo en valor. Y como acabé diciendo el viernes, nada de esto sería posible sin personas con capacidad de ver los cambios con años de previsión, personas visionarias y con talento, personas que ya están en nuestra universidad, en nuestros centros de investigación, en nuestras empresas y, no se olviden, también en nuestros gobiernos.
Para acabar, dejo para el final algo que probablemente sea lo que menos le interese a alguien que lee esto por saber qué pasa en Consejería, pero ya que me he acordado… lo escribo. Esta es la semana 27, y buscando curiosidades relacionadas con este número me encuentro con que 27 fueron los conciertos para piano y orquesta que escribió Mozart. Y claro, este es el tipo de cosas que me evoca recuerdos que llevan años escondidos en redes neuronales que deben estar en lo más remoto de mi cerebro, y con las que me gusta regalarme. Aquí sería cuando Berto me diría: “hay que ver la cantidad de conocimiento basura que tienes en el cerebro” jeje. A ver, mi concierto favorito de entre los 27 de Mozart, es el Concierto número 20, en re menor, y mi pasaje favorito es cuando, unos cuantos minutos iniciado el primer movimiento, el piano se queda solo y la orquesta repite a modo de acompañamiento el tema que, ya desde el principio, introducen los cellos y los contrabajos: https://youtu.be/3KHvNDn-o0s?t=417
Conocí este concierto porque hace más de, a ver… 25 años, cuando estudiaba segundo de armonía, fue el ejemplo que nos puso el profesor para explicarnos el acorde de sexta napolitana. Este acorde es un acorde mayor, que suena como la típica melodía previa a que nos hablen por megafonía en los supermercados, algo así como el acorde de Do mayor: do mi soooool – tin ton tinnnn. Entonces la sexta napolitana es un acorde mayor, pero que se construye sobre el segundo grado del tono en el que estemos (si fuera Do mayor, se construiría sobre la nota Re). El acorde de sexta napolitana se escribe en primera inversión, que es cuando el bajo, la voz más grave, la ocupa el tercer grado del mismo, y armónicamente se representa con el número 6, de ahí el nombre de “sexta”.
Lo que suele hacerse con el acorde de sexta napolitana es duplicar el bajo en una voz superior, y bajarle un semitono a la nota fundamental, que suele estar en una voz aún más superior. Si el tono es mayor, hay que hacer algo más, que es bajarle también un semitono al 5º grado del acorde para que siga siendo mayor (recuerden, do mi soooool, tin ton tin). El acorde en cuestión era típico de la Escuela Napolitana, al que debe su nombre. Volviendo a Mozart, el Concierto para piano y orquesta número 20 es un buen ejemplo de uso de este acorde, más o menos al minuto y medio de empezar la pieza. Aquí va una modesta explicación sobre la propia partitura del concierto Nº20.
Y para acabar un poco de humor, esta es la sexta napolitana (de chocolate) que voy a zamparme en lo que va de año:
Un saludo y hasta la semana que viene.