Paradojas antrópicas y la desordenada vida en el planeta
Vivimos en un mundo plagado de paradojas y contradicciones. Nuestro propio pensamiento y nuestras acciones cotidianas también lo están.
El primer cuarto del siglo XXI ha instalado a la población mundial en sociedades complejas y conturbadas. Nos ha situado en entornos –el global y los locales– abundantes en discursos y acontecimientos aparentemente contrarios a la lógica. O cuando menos, distanciados de modos de pensar y actuar que gran parte de la población mundial podría considerar como sensatos. Modos próximos a un mínimo común sentido común compartido por los diferentes pueblos y culturas que habitan el planeta.
Gran parte de estos acontecimientos son antrópicos, es decir, están producidos o modificados por la acción humana. Es obvio cuando nos referimos a episodios culturales –humanos–, pero ocurre también con los vinculados al entorno natural y sus procesos físicos, químicos y biológicos.
Nos encontramos, en definitiva, ante paradojas antrópicas.
Paradoja antrópica, un concepto marco para el análisis
El término paradoja antrópica proporciona sustento conceptual para el análisis de esta diversidad de acontecimientos, en entornos en los que abundan las contradicciones y las incertidumbres.
La humanidad se ve conmovida por diversidad de problemas y retos, en sociedades inmersas en la búsqueda de su identidad, junto a cuarenta años de pesadilla para las democracias. Con ciudadanías abstraídas en el foco en el yo como objeto central de la construcción identitaria –con sus correlatos el individualismo, el consumismo desaforado, el culto exacerbado al ocio y el valor del dinero como ideal de los seres humanos–. Y con pensamientos y acciones aun predominantemente androcéntricos.
En estas circunstancias, el ejercicio de la inteligencia colectiva se ve dificultado sobremanera.
Son múltiples las pandemias que nos afectan: la sanitaria de covid-19, la pandemia ambiental, la pobreza, el hambre, la guerra, los éxodos, el odio racial, la xenofobia, las ideologías y políticas excluyentes, el machismo y la violencia contra las mujeres… Y son manifiestas y formidables sus consecuencias.
Nos encontramos ante una pandemia estructural trufada de paradojas antrópicas, que conforma un reto combinado de contradicciones e irresponsabilidades.
Hacia una cartografía de la(s) paradoja(s) antrópica(s)
Este mar de paradojas antrópicas de alcance pandémico puede cartografiarse en diferentes escalas y desde distintas perspectivas: planetaria, geoestratégica, ambiental, política, comunicativa…
En cada una de ellas, y en su intersección, se pueden ubicar esta multiplicidad de… parantrojas.
Persiste el debate sobre el crecimiento ilimitado en un planeta con recursos limitados que presenta síntomas de sobreexplotación y agotamiento de los recursos. En estas seguimos, cuando se cumplen cincuenta años de la publicación del informe The limits to growth (Los límites al crecimiento), encargado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) por el Club de Roma.
En relación con el calentamiento global y el cambio climático, nos debatimos entre estrategias que a veces se nos presentan como aparentemente contradictorias o excluyentes: prevención, corrección, transformación, mitigación, adaptación. Y como parte de la ecuación, los fenómenos irreversibles y los precios de los combustibles.
El enfoque geoestratégico nos sitúa frente a los riesgos para las democracias liberales y su creciente debilidad. Señala las contradicciones de Europa y Estados Unidos, que se aprovechan para generar conflictos alrededor de quien ostenta la primacía mundial. Y evidencia el creciente papel de los grupos plutocráticos frente a la reivindicación de Naciones Unidas y otros organismos internacionales y locales representativos de la pluralidad.
Desde la perspectiva medioambiental, la crisis climática, que se manifiesta en fenómenos extremos: desde el calor desmedido a las grandes nevadas en zonas y épocas inusuales; desde las sequías extremas a las enormes inundaciones. Lluvia y nieve, o polvo en el aire (calima) producidos paradójicamente por el mismo fenómeno: la entrada anómala de borrascas como Filomena y Celia.
Estos dos fenómenos meteorológicos –gotas frías o danas– sirven de ejemplo sobre la complejidad de las cuestiones climáticas y su importante repercusión sobre la vida del planeta. La primera tuvo una gran incidencia en la ciudad y región de Madrid, donde produjo una nevada de dimensiones desconocidas. La segunda se ha vivido ahora con una sorprendente invasión de polvo sahariano en toda la Península Ibérica y parte de Europa. Sin embargo, no ha afectado a las Islas Canarias, donde son frecuentes estos fenómenos de calima.
En suma, paradojas ambientales. El concepto que presentamos es un instrumento que permite analizar y explicar tales paradojas.
En el ámbito político, y en conexión con la comunicación, se dicen sin rebozo y con descaro las mayores boutades y barbaridades. La comunicación convertida, paradójicamente, en el mayor instrumento para la desinformación. Un proceso que favorece la creación de incertidumbres y miedos, y la transmisión de bulos como los que circulan sobre desabastecimientos en situaciones de crisis tan frecuentes en estos tiempos del primer tercio del siglo XXI, que desgraciadamente tanto se va pareciendo al primer tercio del anterior.
Apuntes para enfrentar este gran desafío
Se plantean enormes, diversos y apasionantes retos para las instituciones y para las personas. En el ámbito institucional, se apela a las organizaciones políticas y sociales, y de forma particularmente relevante a la democracia y sus instituciones, y a la institución ciencia. Los individuos nos vemos interpelados en el ámbito moral.
También se ven concernidos los procesos evolutivos, sobre los que desempeña un importante papel el entorno de sociabilidad, donde se produce la interrelación de tres factores: naturaleza (biología y ambiente), cultura y ética.
No ocultamos nuestra preocupación por las relaciones y los diálogos entre ciencia y democracia y su incidencia sobre las políticas en servicios públicos, como la sanidad y la regulación del consumo en alimentación y energía.
Quizás solo las éticas y los marcos analíticos basados en una visión integrada de la evolución puedan servir para ir dominando el contagio desordenado y brutal de las paradojas antrópicas.
Jesús Rey Rocha, Investigador Científico en Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC) y Emilio Muñoz Ruiz, Profesor de Investigación. Unidad de Investigación en CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) del CIEMAT, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.