¿Un CERN para la IA europea?
Un panel de expertos quiere que la Comisión Europea proporcione a los académicos más potencia informática y datos para liderar las innovaciones en IA. Pero los críticos dicen que la propuesta es demasiado limitada, está dispersa por toda Europa y que carece de presupuesto, aunque se habla de 100.000 millones de euros en seis años.
The Group of Chief Scientific Advisors de la Comisión Europea presentó ayer un informe en el que recomienda a la UE que establezca un CERN para la Inteligencia Artificial, con la finalidad de ayudar a los científicos a desarrollar herramientas de inteligencia artificial que aceleren su investigación.
Este grupo de científicos, que constituyen una parte importante del mecanismo de asesoramiento de la Comisión Europea, propone que la UE financie una instalación de vanguardia para la investigación académica en Europa. Esta instalación, denominada Instituto Europeo Distribuido de IA en la Ciencia (EDIRAS), estaría modelada según el famoso laboratorio de física de altas energías de Ginebra, el CERN.
Creciente respaldo
La idea de este CERN para la Inteligencia Artificial ha ido ganando fuerza en la comunidad de IA, según informa Science Business, con organizaciones como la Confederación de Laboratorios para la Investigación en IA en Europa (Claire) abogando por la creación de una organización de investigación de este tipo para hacer que la investigación en IA sea competitiva a nivel mundial.
Este CERN para la Inteligencia Artificial serviría como un lugar de encuentro, una plataforma para que los expertos interactúen e intercambien ideas, y ofrecería un entorno de investigación que los centros de investigación existentes no pueden financiar por sí solos. También sería un imán global para el talento, creando una alternativa pública a las grandes empresas tecnológicas privadas norteamericanas, según sus promotores.
La inversión compensaría
La instalación propuesta requeriría una inversión todavía no cuantificada, pero Claire está pensando en 100.000 millones de euros para los primeros seis años. Aunque esto puede parecer mucho dinero, representa algo más de una tercera parte del presupuesto europeo para 2024 y está alineado con el nivel de inversiones que se asignan a proyectos de este tipo en la vanguardia tecnológica global: Microsoft invirtió 10.000 millones de dólares en OpenAI solo en 2023, por poner un ejemplo.
Los beneficios potenciales de tal inversión incluyen establecer un atajo desde el laboratorio hasta el mundo real, lo que la convierte en una apuesta atractiva que probablemente se amortizaría en pocos años, según los expertos.
Sin embargo, los críticos argumentan que la propuesta es demasiado estrecha, dispersa por toda Europa y que carece de un presupuesto concreto. Argumentan que los esfuerzos deberían centrarse no solo en las ciencias físicas y de la vida, sino también en las ciencias sociales y humanidades.
Ir a más
Un enfoque más amplio garantizaría que la IA se desarrolle y utilice para complementar las capacidades humanas, compensar las debilidades humanas y permitir a las personas hacer cosas que no podrían hacer sin dichos sistemas, según estos críticos.
Con el enfoque adecuado, concluyen, un CERN para la Inteligencia Artificial podría ayudar a Europa a convertirse en un líder mundial en la investigación y desarrollo de IA, asegurando así que esta tecnología se desarrolle y utilice en beneficio de todos.
Queda un largo camino todavía para saber si esta idea termina cuajando en la compleja maquinaria europea, dividida entre el libre uso de la IA Generativa en la investigación científica y su limitación para actividades sensibles. Un dilema conceptual que condiciona la idea del CERN para la IA mucho antes de su eventual creación. Algo a lo que estamos muy acostumbrados en Europa.
Una locura de consecuencias catastróficas, social, científica y ambientalmente
Junto a la pandemia ambiental que nos asola, hay dos riesgos asociados con la salud mental que me preocupan: la extensión de la locura y la potencialidad de que alcance a los expertos, y de modo concreto al orgullo emocional (hubris) de la comunidad científica.
Futuribles lleva sacando noticias relacionadas con el tema candente de la Inteligencia artificial (IA generativa). La que ha provocado mi reacción y sobresalto es la que plantea interrogándose acerca de la creación de un CERN para la IA.
Aparte de lo que puede suponer para la política científica europea, la noticia me pilla tras la lectura apasionada del libro de ese hombre inteligente y valiente que es Yanis Varoufakis, en el que desarrolla, tras su larga trayectoria intelectual orientada a “desentrañar el origen y la transformación del sistema económico mundial”, su teoría del tecnofeudalismo (Tecno-feudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo, Deusto 2024).
Sinceramente, con el acervo científico del que dispongo hoy, me atrevo a postular que este serpenteante heredero del capitalismo está detrás de la iniciativa loca y anticientífica de plantear la creación de un CERN para la IA, de enorme coste económico y de incalculable futuro gasto energético y de agua. Es muy plausible que el lado europeo del “capitalismo de la nube” pueda atraer (¿comprar?) a expertos para que armen y apoyen la iniciativa con el argumento de autonomía estratégica, de no quedarse atrás o a merced de los Estados Unidos y China.
He sido muy europeísta, pero ahora no puedo dejar de ser muy crítico con esta locura que se puede debatir pseudo democráticamente en un entorno de desorientación y desnorte de la gobernanza europea.
Por cierto, no quiero dejar de felicitar a Futuribles por sacar el tema de la IA a la reflexión y el análisis según las líneas del pensamiento crítico y me alegro de que esté buscando fuentes tan relevantes para la política científica europea como la de Mariana Mazzucato.
Todo lo mejor es necesario para discutir delirios del feudalismo económico tan fuerte para buscar su rentabilidad y tan débil para tener en cuenta el destino colectivo de la humanidad en el planeta Tierra.