Política y método científico: Imágenes deformadas ante realidades ilusorias
Política y método científico: Imágenes deformadas ante realidades ilusorias
El tránsito entre años es una barrera virtual que paradójicamente facilita la elaboración de balances y a la par es un acicate para formular propósitos. Con estos objetivos pergeño estas líneas, acudiendo una vez más –y van unas cuántas- a la muleta del método científico.
En esta metodología me siento cómodo apoyándome en los hombros de gigantes. Darwin es para mí uno de ellos. Del gran naturalista inglés aprecio la feliz aplicación de la tecnología de la acumulación de datos -estaríamos ante un precursor del “big data” sin saberlo. Destaco su extraordinaria capacidad para extraer de la acumulación de observaciones la formulación de propuestas de enorme influencia para la historia de la biología en particular y del conocimiento científico en general.
Lo que pretendo al término del zigzagueante 2019 con modestia pero con valentía es, a través de la selección tamizada y el consiguiente análisis de unos cuantos elementos de la ¿realidad política tal y como se refleja en los medios? lo difícil que es contar con la evidencia, las robustas certezas, que requiere el método científico para sacar conclusiones a partir de los datos.
He escogido una coyuntura que ha marcado el devenir político de nuestro país durante el año 2019: la sucesión de elecciones tras la no aprobación de los Presupuestos Generales del Estado presentados por el gobierno del PSOE, que se configuró como resultado de la moción de censura de la primavera de 2018. Son apenas treinta días de acontecimientos publicados en el periódico de mayor tirada nacional; la selección de los mismos es personal y por lo tanto abocada al subjetivismo.
Previsiones sobre el Brexit y las incertidumbres de las estrategias económicas
El día 13 de marzo, el presidente de gobierno Pedro Sánchez publicaba en la sección Opinión de El País (pág.11) el artículo ”Preparados ante el Brexit”. Empezaba por definir el Brexit como un callejón sin salida para el pueblo británico. No andaba desencaminado con este diagnóstico, puesto que solo nueve meses después y tras un periodo decepcionante en términos democráticos, el Reino Unido ha confirmado con un inquietante resultado democrático que va a salir de Europa el 31 de enero de 2020. Aguardan todavía once meses de negociación que van a ser críticos para llegar a un acuerdo comercial satisfactorio. Tal proceso político de notable envergadura sigue suscitando dudas.
Por destacar algo del artículo que me temo ningún lector habitual del periódico recuerda, es que todo el discurso está basado, con responsabilidad digna de elogio, en el Acuerdo alcanzado por los 27 de la UE para la negociación futura y que sensiblemente ha sido utilizado por el Reino Unido como un chicle. Hoy día, quien esto escribe bajo la defensa del valor analítico del método científico, no es capaz de asegurar si las previsiones de ese acuerdo, ya viejo de un año, tendrán virtualidad o serán imágenes deformadas por los juegos malabares de ese prestidigitador político reforzado que es Boris Johnson.
Tres estudios escogidos de esa valiosa fuente que es el suplemento Negocios del periódico El País del mismo día (11 de marzo de 2019) desvelan la lejanía de las políticas económicas de la robustez experimental que reclaman los trabajos científicos. En una entrevista (pág. 21) al decano de la Chinese University of Hong Kong , Kalok Chan, de visita en esa fecha en Madrid para firmar un acuerdo con el Instituto Empresa, manifiesta el cualificado profesional implicado en la formación de las élites empresariales chinas sin rubor alguno que “las escuelas de negocios no han creado la desigualdad”. Mostraba además su optimismo ante la evolución de la situación en China, aparentando no estar muy al corriente de las guerras comerciales entre su gobierno y el del conflictivo Estados Unidos presidido por el híper comunicativo ciclotímico Donald Trump y asimismo estar lejos de prever lo que iba a ocurrir en Hong Kong, movimiento de protestas que todavía sigue en curso sin reducir la intensidad.
En el mismo número, Kenneth Rogoff, economista jefe a la sazón del Fondo Monetario Internacional (FMI) y profesor de Políticas Públicas en la Universidad Harvard, abordaba con el título “La estabilidad financiera en tiempos anormales” ( pág. 12 del citado suplemento Negocios) sus dudas acerca de todo lo hecho después de la crisis financiera global de 2018, porque precisamente no estamos en tiempos normales: por ello este economista muy alejado de ser un revolucionario recalcaba que “el manejo de la crisis no se puede llevar en piloto automático«. Añado de mi cosecha que esta práctica parece ser lo habitual en los gestores de las políticas económicas de credo neoliberal, bien sean directivos del sistema financiero o políticos del conservadurismo y populismo a ultranza. Es mi pobre contribución en tanto que defensor del método científico a la vista de cómo están reaccionando los gobiernos de las grandes potencias mundiales reunidos a dos, a seis, a siete o a veinte, a lo que se suma el dubitativo posicionamiento de la Unión Europea imbuida ya del “austeritarismo” (defensa de la austeridad impuesta) que ha preconizado la Alemania contradictoria de Ángela Merkel.
En el mismo número del citado Negocios, sección Primer plano (págs. 2-3), Carmen Sánchez Silva se enfrentó al análisis del grave problema que afecta a la juventud con el trabajo titulado “Jóvenes entre el paro y la precariedad” para centrar el dilema con la siguiente declaración destacada del texto: “El crecimiento del empleo no se transforma en mejores contratos y garantías para las nuevas generaciones, que siguen sin poder independizarse”. A la vista de la pronta, airada y desproporcionada reacción de los dirigentes de la CEOE y CEPYME al pacto de gobierno suscrito por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, me atrevo a apostillar sobre el apoyo del método científico lo siguiente: estos reputados dirigentes empresariales no son lectores del suplemento Negocios de El País o si lo son, poseen una amnesia selectiva hacia lo leído, o incluso si recuerdan y/o archivan lo leído son poco dados a la reflexión científica. Se dejarían llevar más bien, y en todo caso, por sus intereses particulares y expelen la reflexión así mediada de forma emocional.
Las propuestas alternativas y/o constructivas
En el otro lado de la balanza, el periodo comprendido entre el 3 de febrero y el 9 de marzo de este año pasado no fue parco. La selección a través de un cedazo muy tupido, ha permitido escoger una serie de trabajos que se recogen a continuación de forma sumaria y que presentan el carácter común de exponer críticas desde distintos vértices al capitalismo neoliberal dominante.
-El suplemento Ideas de El Pais (3 de febrero) empieza como cabecera (págs. 2-3) con el artículo titulado “El PIB y su gran error de cálculo” de David Pilling, que se enmarca con el destacado siguiente: “En los últimos 80 años el producto interior bruto se ha convertido en el gran paradigma ¿Llegó la hora de replantearse esta fórmula para que ofrezca un retrato más real?“. El autor que formula este planteamiento es editor para África del diario Financial Times (se puede afirmar que está alejado de la línea marxista y sin duda poco afín a la defensa de la revolución del proletariado)y autor de “El delirio del crecimiento” (Taurus, 2019). Hay materia para pensar.
-En la sección diaria de Economía y Trabajo de El País (24 de febrero, pág.42), Luis Doncel y Manuel V. Gómez publican el artículo “La ingente (e inaplazable) tarea de regular el capitalismo digital” al que llegan bajo el paraguas de la entradilla: “… el reto de dar forma a un fenómeno llamado a transformar el modelo de producción y las relaciones laborales”, tema y planteamiento con los que no puedo estar más de acuerdo.
– En la misma sección del número de 4 de marzo (pág.45), Lluis Pellicer escribe acerca de “Los grandes países de la UE lanzan estímulos ante la desaceleración” ante las dudas de cómo combinar los clásicos programas de austeridad con el inicio de una fase expansiva y las dificultades en que se mueven los Estados y la Comisión ante las contradicciones.
– En idéntico marco (4 de marzo, pág.47), Pablo Guimón presenta un artículo titulado “Subir impuestos a los ricos ya no es tabú en EEUU” para dar cuenta de iniciativas demócratas que “proponen nuevos recargos para los más pudientes”, una idea que sería imposible antes de la crisis. Completo la fuerza de la cita: ”la rebaja fiscal de Trump ha restado progresividad al sistema impositivo”.
En el faldón de la página, el periodista Andreu Missé compara dos informes emitidos en Estados Unidos y España acerca de la crisis de 2008 por comisiones nacionales señalando en primer lugar las notables diferencias en el tiempo de publicación. En Estados Unidos vio la luz en 2011 con una extensión de 666 páginas y con una espléndida síntesis en 14 conclusiones; la primera y no menor reza así, “La crisis pudo ser evitada”. En España la comisión parlamentaria se constituyó en 2017, una década después de la crisis y fue posible gracias a una iniciativa de Unidas Podemos. El informe es valorado positivamente aunque Missé lamenta que no haya conclusiones como síntesis. Esta carencia se suple según el autor por el discurso final de la presidenta de la Comisión, Ana Oramas, diputada veterana y acreditada de Coalición Canaria a quien elogia. Personalmente suelo apreciar el discurso de esta diputada, si bien a veces se deja llevar demasiado por la veta pragmática en la defensa de su regionalismo.
– La última fuente es la muy citada del suplemento Negocios de El País que me ha permitido en el espacio de tiempo acotado y con el tamiz selectivo ya mencionado, escoger tres artículos. Dos de ellos son del elegante y cuidadoso economista Antón Costa: uno data del 3 de febrero (pág. 17) en el que aborda bajo el título “La desconfianza como disolvente social» un tema de importancia democrática, explicar la complejidad del patrón sin duda sorprendente de los votos y tratar de entender que hay detrás de la conducta electoral de muchas personas en esta sociedad diluida. El segundo aparecido el 3 de marzo (pág.17) con un desafío que enuncia con claridad el título: “Prevenir la desigualdad antes de que aparezca” y que revela el mensaje del que destaco lo siguiente “Vale más redistribuir que volver a fomentar el endeudamiento que nos llevó a las cotas de pobreza actuales”.
El tercer estudio es una entrevista a un intelectual provocador, el economista y escritor Ha-Joon Chang, calificado como azote del pensamiento neoliberal que desarrolla su actividad en la Universidad de Cambridge. En la entrevista (3 de marzo, pág. 22) realizada por Francisco De Zárate sostiene entre otros argumentos candentes que “si no recuperamos el control sobre el sector financiero, nada va a cambiar”. Afirma con rotundidad que “las medidas que sacaron la economía de la recesión pueden hacer que la próxima crisis sea peor«. Curiosamente, encuentro un cierto paralelismo entre estas preocupaciones y las que exponía en ese mismo periodo Rogoff y que se mencionan antes. No creo que se haya hecho referencia previa a esta “sintonia” peculiar (curiosa convergencia evolutiva intelectual).
Conclusiones
Lo que he pretendido con este microbalance, con tintes surrealistas, de un año convulso, es poner en cuestión una vez más la realidad de la afirmación de que estamos en la sociedad de la información. Hay intercambios y flujos de datos, opiniones, reacciones impulsivas y no sustentadas en la reflexión crítica, más destemplanza que confianza, pero obscena ausencia de pensamiento crítico. Por eso, dependiendo del tema que haya analizado se me han ocurrido calificativos para esta sociedad desnortada, que ahora califico de perdida en el combate entre lo cognitivo y lo emotivo. Se me ocurre hasta una propuesta provocadora, diría que estamos en la sociedad de “la información dual, bi-inmaculada”; hay alguna que causa hasta terremotos económicos, sociales y políticos (esencialmente a través de redes sociales) y otra (libros, ensayos, piezas literarias y artísticas) que persigue ser vehículo de la reflexión analítica, del pensamiento critico que pasa, circula, transita sin dejar apenas restos y rastro.
Termino invocando una vez más la necesidad de sustituir esta sociedad de deseos más que de esfuerzos y estrategias por otra que inspirada en los objetivos de la ciencia y apoyada en el andamio de sus métodos persiga la regeneración sobre la base del concepto de interéticas sustentadas en tres valores primordiales: responsabilidad/compromiso, empatía y justicia social que forman parte de las clases de Ética y Emprendimiento Social que se imparten desde hace 12 años en la Escuela de Minas y Energía de la Universidad Politécnica de Madrid( UPM). El libro reciente publicado online por ASEBIO: Un recorrido por la biotecnología de la mano de Emilio Muñoz puede ayudar a encontrar ensayos sobre estas cuestiones.
Emilio Muñoz, socio promotor de la AEAC y miembro de su Consejo Consultivo.